sábado, 8 de mayo de 2010

Buscando al santo de mi devoción

Esta mañana mi hija tenía partido de baloncesto. Repartimos tareas y a mí me tocó ir a Candelaria, donde era el encuentro baloncestístico. Las Juventudes Laguneras ganaron al Uni santacrucero por 41-27. Buena revancha después del anterior encuentro disputado entre ellas.
En los prolegómenos, me doy una vuelta por la villa mariana. Por la calle principal que va a la plaza y la basílica, busco un estanco para comprar la prensa. Quiero entretenerme con los comentarios sobre el Tete para el partido de esta tarde. Jesús me dijo que iba a ir, y yo, al final, no voy a poder estar allí, otros deberes inexcusables me llaman. Mientras camino por esta calle de Obispo Pérez Cáceres, me encuentro con un establecimiento imposible de dejar escapar. Es La Casa de las Imágenes “Donde encontrar el santo de su devoción”. No es lo que buscaba inicialmente, pero entrar aquí fue todo un descubrimiento. Estanterías y vitrinas abarrotadas de santos, vírgenes, colgantes, estampitas, velas para todas las necesidades espirituales: la verde para la esperanza, la marrón para la generosidad, la azul para la armonía… ¡Qué sé yo! Olía a sándalo y a pesar de la aglomeración beata, la atmósfera me resultaba recogida y mágicamente kitsch. Busco una imagen de la primitiva Candelaria, la vieja Chaxiraxi. No, no la encuentro por ningún lado, sólo la representación más reciente en sus múltiples formas y soportes. En varias de ellas aparece una etiqueta que pone “Especial para exteriores 650€”. Doy la vuelta a los primeros expositores y me encuentro entre budas y otras representaciones que desconozco. Bueno sí, me fijo, muchas son cubanas y venezolanas. Allí veo, en un estante donde pone “Serie económica”, a Las tres potencias: el indio Guachipuro, el negro Felipe y, en medio, a la reina María Lionza. Magnífica pieza, aunando a las tres fuerzas en una base común. Por otro lado, veo los bustos de Don Juan del Amor y de Don Juan del Dinero; más allá, Pombagira, una reina desnuda en su trono, con capa y corona. Luego, Exu Brasa y Exu Trancarva, diablos de piel roja. La mezcla de divinidades parece no tener fin. En la vitrina contigua, toda una serie de ungüentos de baño y despojo, contra el hechizo y el mal de ojo, luego el Niño de Atocha y la Diosa del Mar Yhemanjha, con su hermosa figura en ceñido traje azul, con estrella en la cabeza y unas pequeñas bolas en las palmas de las manos ¿perlas? Sigo y veo varias imágenes del santo Hermano Pedro y también a San Lázaro con sus muletas y heridas lacerantes. Otros santos y vírgenes se suceden en abigarrada disposición, San Jorge luchando contra el dragón, San Miguel poniéndole un pié en la cabeza a un diablo, curiosamente con cara de benehaorita, bustos de José Gregorio con etiqueta en la base que pone “Siervo de Dios”, la virgen de la Caridad del Cobre “Patrona de Cuba”. Después, una sección dedicada a Los Arcángeles, da inicio a los expositores de “Imaginería fina”. Ahora los precios ya tienen cuatro cifras. También me encuentro a San Andrés “Bendito”, Patrón y protector de las bodegas… y su miniatura me la llevo para ponerla en el salpicadero del coche.