sábado, 5 de mayo de 2012

Un libro largamente esperado


Comienza a hacerse efectivo en París un 9 de mayo, de hace justamente treinta años (en 1982), un periplo autoestopista posteriormente hecho cuaderno de bitácora y largamente deseado como lector. Un viaje atemporal París-Marsella reza a modo de subtítulo de esa deliciosa crónica literaria y fotográfica de una no menos deliciosa pareja, Carol Dunlop y Julio Cortázar. Naturalmente, me refiero a Los autonautas de la cosmopista (Julio y sus juegos de palabras), un libro de viajes que espero cumpla con todas las espectativas que he depositado en él. Grata noticia, pues, la que me trae el cartero hoy, casualmente a muy pocos días del 30 anivesario del inicio de ese viaje. Indagué sobre este libro hace unos días cuando Chitoski me decía de hablar sobre la literartura de viajes en el capítulo radiofónico de La Puerta de la semana pasada. Me acordé entonces de ese primer relato que publiqué en la revista Lunula, El hombre del perro y otros territorios, una crónica de mis viajes en el verano de 2009. Uno de esos viajes transcurría por la autopista del sur, la TF-1. Marc Augé y su libro Los no lugares, espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad, así como Roberto Cabrera con su Suicidio en desolation road, fueron algunos inspiradores, Jack Kerouac con On the Road también, pero sobre todo este libro de Dunlop y Cortázar, del que, sin embargo, solo conocía por referencias. Por aquel entonces traté de conseguirlo, pero siempre me decían que estaba agotado y desistí. Es ahora, nuevamente y a propósito del programa de radio, cuando encuentro la posibilidad de conseguirlo. Y aquí está, un día de lector feliz, que ya iba siendo hora. Seguiré informando de este libro y seguramente dé pie a alguna de nuestras tertulias radiofónicas.