martes, 3 de marzo de 2015

Venganza (Haevnen)


Si el otro día les hablaba de una película no vista, y más bien comentada a partir de la imagen de su cartel comercial, ahora les hablaré de todo lo contrario, es decir, de una película que de no haberla visto, su cartel tampoco me habría dicho absolutamente nada. Así son las cosas o, mejor, las fotos y los carteles de las películas. Y ahora me doy cuenta, también, que lo mismo nos ocurre a los que nos atrevemos con las portadas de novelas. Pero vayamos por partes.
La tele nos ofreció hace poco "En un mundo mejor" de la danesa Susanne Bier (2010), pero cuyo título original es "Haevnen", y que se traduce como "Venganza". Nunca entendí la manía de cambiar un título que tiene su fácil traducción al español. Sí, ya sé que si hay razones comerciales y patatín y patatán, pero lo cierto es que "En un mundo mejor" carece de la fuerza de "Venganza", al mismo tiempo que nos aboca a una intencionalidad ético-moral que si bien es cierto que está presente en la película, adolece de la complejidad que aborda y de la intensidad de sentimientos en los que se mueven sus personajes. Más bien parece un título ñoño y fofo, que nada tiene que ver con el acertado desarrollo de esta película (Globo de Oro y Óscar a la Mejor Película de Habla no Inglesa en 2011). Por otro lado, el cartel se compone de cuatro imágenes que tratan de ser representativas del argumento. En la de arriba y la tercera, él, Mikael Persbrandt (Anton), es un médico danés que también trabaja en algún proyecto humanitario de un campo de refugiados africano, en medio de una guerra; en la segunda, él (Anton) y ella, Trine Dyrholm (Marianne) se amaban pero la relación matrimonial se cortó por la infidelidad de él y ahora están separados y a punto de divorciarse; en la de abajo, él se abraza a su hijo, Markus Rygaard (Elias), que sufre la separación de sus padres y acoso en el colegio, además, mantiene una turbulenta historia con un amigo del colegio, William Jøhnk Nielsen (Christian), a quién, a su vez, se le ha muerto su madre recientemente y mantiene una tensa relación con su padre porque lo considera cobarde y culpable de su muerte.
Esta composición del cartel aunque pueda ser representativa del argumento, desdibuja por completo el núcleo de la película, se va a las ramas y se olvida de la raíz y de lo que aflora en sus distintas historias. Eso sí es lo que encontré en la imagen de Leviatán. Es muy difícil a veces encontrar una imagen que sintetice toda una historia y las distintas peripecias de sus personajes, pero esa seguramente será la que nos puede impactar más si la historia merece la pena, la más fiel a lo que realmente se quería contar con ella. Ahí está el reto de este oficio.
"En un mundo mejor" se tocan muchos palos; la relación de padres e hijos, la relación de pareja, el trauma de la muerte para su familia más cercana, el acoso en la escuela y entre padres luchando por sus hijos, la venganza de unos niños contra lo que creen injusto, la ayuda humanitaria en el llamado tercer mundo... pero todos ellos tienen el común denominador de la violencia, de su uso en el centro de las relaciones entre los humanos. Ya nos advertía Foucault que el poder no sólo se manifestaba entre las clases sociales (teoría marxista) sino absolutamente en todo el tejido social. El poder, la violencia, la paz, la venganza, el amor, la amistad... ingredientes puros al servicio de una magnífica película que da qué pensar.
Y precisamente en la Fundación Cristino de Vera tenemos ahora un interesante ciclo sobre el cine danés, del que conocemos sobre todo los experimentos del grupo DOGMA 95 (de esa movida recuerdo, por ejemplo, otra magnífica cinta, "Los Idiotas") y especialmente de su buque insignia, Lars von Trier, del que soy especialmente devoto, pero está claro que hay mucho más.

Así es, en esta Fundación lagunera cada jueves a las 19:30 estamos teniendo:

19-Febrero "Europa" de Lars von Trier
26-Febrero "Little Soldier" de Anette K. Olesen
05-Marzo "Applaus" de Martin Zandvliet
12-Marzo "A Family" de Pernille Fischer Christensen

Estamos todos invitados (o al menos hasta cubrir aforo, que no es mucho)