viernes, 8 de abril de 2011

Suyo para siempre, mi ardiente Passiflora

¡Échate un palo! ...me susurraban al oído Passiflora, Barbadina y Pasionaria. Con otros nombres las conocen algunos: Granadina, Maracuyá ,Manzana Liana, Parchita... Un sinfin de nombres más le darán por ahí a esos delicados seres de las frondas del trópico.

La pulpa de su fruto, amigo mío, es tan aromática, refrescante y de explosivo sabor cítrico, que perderás tino y propósito hasta no saciar apetito. Pues es comestible, aunque ácida en demasía cuando no está muy madura y llena de cientos de semillas cuyos pequeños envoltorios carnosos conservan el ansiado líquido. Es por ello que se deba exprimir con suma paciencia y cuidado. Y es que a pesar de que se la pueda tomar directamente cruda o en su jugo, a Passiflora generalmente se la usa para confitería y brebajes varios de coctelería o mistelas.

¡Échate un palo, Ramón! ...me decía Barbadina, planta rastrera pero trepadora, que en un descuido sabe enredarse en los cuerpos vecinos para mayor esbeltez y enaltecimiento de su belleza, pero en abrazo tan fiel que a duras penas se desata.

¡Échate un palo, Herar! ...me decía Pasionaria, que con la concha de mi fruto se confecciona un dulce en almíbar muy particular.

¡Échate un palo, Cuervo! ...me decía Parchita, que con el producto de mi tierna flor podrás hacer infusión que calme tus ansiedades e insomnios. Y si no es así, hazte cataplasma que cure tus heridas y quemaduras. Y si tampoco es así, prepara vapor que te libere de cualquier dolor de cabeza que te aqueje.

¡Y del aguardiente, qué! ...les decía yo, timorato.

Bah ...me contestaban, eso es solo el complemento a nuestras esencias, que te alegrará el alma y el vientre, mientras nuestra labor termina el cuidado que te promete.

Está bien, está bien ...les contesté yo. Y así me dejo llevar, en esta dulce noche, por el cálido ronroneo, recordando desde la lejanía aquellos tiempos del Llano y la Sierra, entre La Guajira y Valledupar.

Sonia Volandera

Ayer tarde en terraza por la cosmopolita Avda. de Suecia (Sur Sur) me encontré con Sonia Muñoz, recién llegada de la parte andina de Venezuela. Volandera por partida doble, pues me entrega paquete (pal Norte capitalino) del nuevo y cumpleañero Boletín La Gatera y me cuenta del viaje a su querida Táchira. Sorpréndeme esta vez con dos regalos: un calendario animal diseñado por ella para este 2011 (en él veo que ya no soy cuervo, sino gato. Lástima, prefiero las plumas a los pelos y el pico de córvido al maullar del remanso gatuno); y un dorado (probablemente también adorado) brebaje, que responde enérgico a la voz ¡Échate un palo! ("Aguardiente de caña y fruta de parchita. Táchira-Venezuela", se explica en la etiqueta). Todo ello recogido en una bolsa de exótico explendor, en donde aparece una dulce y generosa señorita de muy andino tocado. Ay, almibarada y carnosa fruta, la del frescor tropical de montaña.