Desde hace un par de semanas tengo ruleteando el recopilatorio de canciones de Sito Morales: Casi. Publicación del también Morales, Anghel, aunque sin relación de parentesco según mantienen ellos mismos (en lo físico es evidente).
Jesús me dijo en uno de esos viajes al sur,
Anda, pon este cd a ver qué tal está.De allí salieron unas cuantas canciones, que en el trasfondo de nuestras pláticas a lo largo de la serpiente negra rumbo a territorios aroneros, no me dijeron nada en especial. Jesús, que va dejando la mitad de las cosas atrás, también se dejó su cd. Como en mi coche ya sólo oigo canciones de la radio o de mi pendrai, pues algún día más creo que pasó desapercibido, hasta que por casualidad volvió a sonar en uno de mis descuidos apretando al source.
¡Hombre! -me dije- si todavía está aquí Sito Morales.A Sito hacía mucho tiempo que no lo escuchaba, y aunque es de una época lagunera afín, realmente nunca lo vi en directo por aquellos bares del Cuadrilátero o en las escapadas al Ruta, casualidades de la vida, pero sí recuerdo la época de Ataud Vacante, uno de los grupos que marcó aquella época sonora de los ochenta y los noventa in Canary Island. Debemos andar por una misma edad.
El cd giraba y giraba, desgranando canciones con melodías que me resultaban conocidas, llenas de empatías con otros autores que me gustaron mucho en su momento, Dylan, la Velvet, Calamaro... El surtido era variado, y tan variado que me chocaba, incluso, la diferencia de estilos vocales. No sabía entonces, que se trataba de un recopilatorio de sus discos en solitario, y que se remontaba hasta trabajos de principios de los noventa.
No sé bien qué pasó, porque de mis recelos iniciales pasé a no dejar de escucharlo una y otra vez a lo largo de mis travesías isloteñas. Así, que algo deben tener estas canciones, alguna clase de magia que hace que no te canses de escucharlas.
La semana pasada fue la presentación de este Libro-CD en la sala de la Mutua de Accidentes de Canarias, a las 18,30 en la capital de este reino que nos ha tocado vivir. Jesús intervenía en la mesa y en la mañana ya le había advertido que el cd seguía en mi poder, que si no lo necesitaba para escucharlo antes del acto.
No no, yo tengo el libro con las letras de las canciones, y con eso me basto para hablar del trabajo de Sito.
Bueno, pues nada.
¿Y qué tal, las has oído? -me pregunta-
Sí, bastante, y cada vez me gustan más.
Coño, pues eso me anima, porque las letras también a mí. Poesía de la buena, no como otros con tanta petulancia.
La presentación comenzó algo desanghelada, pero fue cogiendo tono a medida que Chitoski comenzó a hablar. Intervención celebrada hasta por el propio Sito Morales.
Coño, estuvo muy bien eso de intercalar a Borjes con las letras de las canciones -dijo el Capitán M.
A mí me gustó mucho ese contraste de citas inicial y final, entre Chani (crítico del pueblo) y Borjes (crítico erudito del tango). Un contraste nada estridente a pesar del salto con pirueta, quizás, porque ambas tienen mucho que ver con la propia idiosincracia de las letras de las canciones; algo nocturnas, algo callejeras, con ese peso de cierto desencanto urbano que sabe a verdad.
Mucho más, aún, me gustó el talante que demostró tener Sito a la hora de explicarse. Lástima que no cantara algo allí mismo, otra oportunidad perdida para poderlo oir en directo. Algún día será.
En este recopilatorio, sin embargo, un par de canciones inéditas. Una, que me sabe a himno y a historia vital:
Los letreros luminosos
De la avenida
Parpadean y la lluvia
Cae tan finita
Que a penas la sintieron
Los bohemios
Que buscaban por la noche
Un bar abierto
Donde ir a morir
Sin temor al error
A tarararear la canción
La canción de los rebeldes
Que nunca se rinden
La canción de los vencidos
Sin estribillo
Venus brilla tenue
En el horizonte
Y el alba nos sorprende
Bebiendo en la calle
Mentiría si dijese
que la suerte
me ha tratado mal
o injustamente
lo que soy es lo que
una vez sembré
y todo lo demás es canción
La canción de los rebeldes
Que nunca se rinden
La canción de los vencidos
Sin estribillo
Todo un placer, este Libro-CD. Una joyita para guardar.