domingo, 12 de diciembre de 2010

Sombras del zaguán

Pasó el viernes, pasó el sábado y a hoy domingo tan sólo le quedan un par de minutos. Pasaron los días y la casa verde sigue ahí, con sus figuras enigmáticas caminando por el zaguán. No paran, caminan despacio, como haciendo círculos. Algunos fuman, otros renquean de un pie, otros cruzan mejor sus abrigos (los aires de estos días van estando fríos), pero todos van ensimismados, no hablan entre sí, como autistas o zombies del final de una vida. Anochece. Desfilan las últimas nubes por el resplandor naranja de detrás, más allá de las montañas. Los eucaliptos mueven sus hojas lentamente. Triste saludo al mirón empedernido, al que siempre se asoma por la ventana a la misma hora, como queriendo entender algo de este mundo. Son esas sombras, que parece que emergen desde la caverna, las que lo alertan y lo sacuden... en el estertor del día.