Seguramente, ayer pesó más la historia negra de los malpagados Tercios españoles en los Netherlands, que el despliegue de estrategias y habilidades futbolísticas de los de Marjiwk. Holanda transformada en el negativo de aquella foto histórica de la Amberes de 1576. La cuestión, sin embargo, no era la vorágine de los que se sienten fuertes al tiempo que miserables por las demoras en las pagas, sino de los que se sienten en inferioridad pero merecedores a toda costa de una copa demasiado esquiva, una deuda a cobrar por lo legal o lo penal. Vamos, igualito que en los Tercios. Ya lo advertía Marjiwk, "llevo más de dos años soñando con enfrentarme a España"... el antifútbol, el bilardismo, lo peor de la furia española trasmutada de Oranje por el reverso de la historia. Van Bommel, De Jong, Heitinga... convertidos en piqueros y arcabuceros de escuadra. La formación se replegaba invulnerable bajo la aquiescencia de Howard Webb, que cuando se veía obligado a tomar cartas en el asunto igualaba, con el mismo castigo, una entrada de karateca a un toque de tobillo en la pugna por el balón.
En fin, "Ganó España, goleó Iniesta y triunfó el estilo Barça", apostilló un Johan Cruyff, barriendo para casa, pero avergonzado y entristecido por la imagen de fútbol que dio la selección de su país. Ojalá hubiera ganado Brasil sus eliminatorias, quizás, ahora estaríamos hablando de fútbol, de jogo bonito, de goles, de una gran final para recordar en los anales de este juego. ¡Lástima! Ganamos el Mundial, pero casi que nos han robado el fútbol. Y es que no da igual ganar de cualquier forma y a costa de lo que sea. Pero ya me lo advertía Pedro el Pejeverde, esta marea ya no hay quien la cambie hasta que no venga la luna creciente. Y... el pulpo tanbién lo sabía.
lunes, 12 de julio de 2010
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