jueves, 13 de mayo de 2010

El Monterrey



Me pide Jesús que ponga una antigua imagen de San Andrés (impresionante), pero antes me topo con un audiovisual sobre este mismo pueblo, que no tiene desperdicio. Lo veo/oigo y me viene a la cabeza el Monterrey de Ferni, con su sincretismo de Caribe isleño. Si miras atentamente a los estantes de las botellas, a los expositores y hasta al grifo de la cerveza, encontrarás detalles totalmente personales. Lástima que ya no esté el altar de María Lionza y la Reina del Mar, entre números de lotería y botellas de Chivas y Johnnie Walker con más de 12 años. Lugar de ron-roneo sin par, siempre abastecido de Aldea. Una noche después de fijarme en la colección de naifes canarios de la esquina y que Ferni nos enseñara su florete cuya hoja procedía de un pez espada cogido por aquí, le dije a Jesús: «Joder, este lugar es de carne y hueso a donde quiera que mires. No hay nada de cartón piedra. Todo es real, con su pequeña o gran historia detrás».