miércoles, 26 de enero de 2011

Narratividades del far west

Toda sociedad que se precie genera su propia epopeya, un ámbito mítico con héroes y acontecimientos que se consideran legendarios; es la historia y la memoria reconociéndose a sí misma como acto fundacional de un estado de cosas posterior, que legitiman y desmarcan su devenir de cualquier otro posible. Es la introducción de un ámbito de causalidad necesaria en la visión retrospectiva, una descripción interesada y aceptable de la sucesión de los eventos, el hilo de Ariadna que nos hará salir del laberinto nebuloso del pasado. Anoche hablábamos de las películas del far west en Tijuana y la relevancia histórica de muchas de ellas (a lo que el Capitán América aludía con ‘historicidad’). Esto es más que una mera cuestión etnográfica, de representación de un modo de vida, de unas expectativas y de unos valores concretos, sólo de esa época, es mucho más que eso, es el acta fundacional de un país, de un cierto estilo de vida y de un conjunto de virtudes gestadas ahí pero que se quieren generales y atemporales, válidas, pues, para ellos los pioneros, pero también para los norteamericanos modernos, ejemplo a seguir. La cultura del esfuerzo y la honestidad, de la recompensa del trabajo duro, de la libertad, de la autodefensa, del siempre habrá un lugar donde empezar una nueva vida más feliz, de una vida pura y franca, del riesgo y el espíritu emprendedor, del arquetipo John Wayne… Es el comienzo del american dream.
De esa guisa fueron (la lista puede ser interminable pero esquematizo y simplifico seguramente en demasía, no soy un experto ni me interesa hacer una tesis al respecto): la avanzadilla civilizatoria "Jeremiah Johnson" o "Bailando con lobos", o todo ese tipo trampero Jedediah Smith avanzando por los grandes cauces fluviales topándose en soledad y cara a cara con los pueblos indios (muchos de esos pioneros eran franceses); las fortificaciones militares de la frontera, tipo "Fort apache" o "La legión invencible", y de todas las batallas militares de derrota y conquista, aunque triunfaran los indios, tipo general Custer y su Little Big Horn; o los grandes cazadores que diezmaban el alimento tradicional indio de las grandes llanuras salvajes, tipo "Buffalo Bill", dejándolas expeditas para la gran cabaña vacuna que la sucediera; la del avance de carromatos con los nuevos colonos de tierras vírgenes donde asentar la nueva cultura cerealista y ganadera, tipo "Casa de la Pradera"; los grandes repartimientos de tierras, tipo "Cimarrón" (no me acuerdo de otros títulos ahora pero he visto varias de esas); o las de las culturas indias y sus caudillos en la guerra contra el avance colonizador, tipo "Pequeño gran hombre" o "Gerónimo".
Seguramente desde hace mucho el género western también incorporó historias intimistas donde la psicología de los personajes era mucho más compleja y donde afloraban los conflictos ético-morales de la nueva sociedad que se asienta, tipo “La diligencia” de Ford (1939) o tipo “Shane” (traducido aquí como “Raíces profundas”) de Stevens (1953), pero es sobre todo a partir de los 70 cuando el realismo de izquierdas encuentra una veta en el western, tipo “El cazador” de Cimino (1978). Con “El jinete pálido” (1985) y “Sin perdón” (1992) de Clint Eastwood las historias del oeste se reelaboran y se tornan menos previsibles. La metamorfosis del género se completa ya con la muy sui generis y fantástica “Dead man” de Jim Jarmush (1995), con música de Neil Young y protagonizada por Johnny Deep y otros legendarios como Iggy Pop o Robert Mitchum. Aquí ya estamos hablando de otra cosa, de algo más que una época y un contexto, algo más que la epopeya fundacional de un país.
Nuevos derroteros del género se consolidan, por ejemplo, con “Ravenous” (1999). Aunque es una producción inglesa, con música de Michael Nyman y dirigida por Antonia Bird (las consultas a internet son cojonudas para estos datos), la película sigue siendo un western. La novedad estriba en introducir el tema del canibalismo; un inquietante y fantasmagórico/gore western ambientado en Sierra Nevada durante la guerra entre Méjico y EEUU hacia 1847.