domingo, 23 de mayo de 2010

Novedades, tiempos verbales y puntos suspensivos

El viernes pasado, muchas novedades en Agapea y aledaños, y muchos gatos y gatas. El oficio de escribir es siempre solitario, será por eso que estos encuentros se agradecen (egos aparte, que como las meigas, haberlos…). En primer lugar, novela de Laureano Lorenzo, Puñetera Casa; en segundo lugar, el nº 2 del volandero cultural La Gatera; y, por último, ejemplares del nº 24 de Lunula. De lo primero diremos que la presentación estuvo más animada que de costumbre, con intervenciones de un público que decía que había traído la tarea hecha. Aunque yo sé que a más de uno la lectura se le había atragantado después de unas cuantas decenas de páginas leídas. A Iván Morales, sin embargo, lo vi bastante complacido por la historia. Laureano empeñado en no desvelar algunas claves para no aguar la tensión narrativa. Respecto a esto defendía que el uso del presente para el protagonista era lo más indicado pues acentuaba la tensión y el misterio, pero no sólo para este caso, sino que ya lo generalizaba como principio universal. Uff, ahí ya comenzaron las disidencias y hasta José María defendió todo lo contrario, el pasado. Yo le comentaba por lo bajini a Antonio Núñez que para mí ni lo uno ni lo otro, que la tensión no es algo que dependa de tiempos sino de situaciones, es decir, de la puesta en situación con sucesos, acciones o lo que fuere. También se habló de palabrería soez en el protagonista, pero los ejemplos que se daban no me parecieron de tal calaña, tendré que leerla. En fin, polémica y debate. Hasta ahí bien. Aunque se repetía una y otra vez que el argumento de la novela no era sexual, pues justo de esa clase de epifanías es de lo que más se habló. Será por lo que a cada uno le toca. Será por eso que luego me compré uno, con garabato del autor y todo.
Estábamos en la tasca cuando me acuerdo del par de ejemplares de Lunula que me había traído Jesús (lo segundo). Los traigo del coche, uno para Kiko (prometido) y otro para Alberto (como corresponde) y así las conversaciones se mezclan y van de una novedad a otra. Demasiadas emociones juntas, quizás, pero así se dio la noche. Entre las conversaciones cruzadas se habla de polémicas y los puntos suspensivos (lo tercero)... Bueno, creo que lo de los puntos suspensivos ya han tenido suficiente explicación (que es lo que se me pedía) y el destinatario ya ha leído lo que tenía que leer. Suficiente con todo eso, al menos por mi parte.