Después de mi pequeña disquisición sobre el género cinematográfico del oeste, me entraron ganas de ponerme a leer La dama y el recuerdo, de Silver Kane (el escudo literario de Francisco González Ledesma en la época franquista, ¡400 novelas publicadas con él!). Lo siento JMª pero Meridiano de sangre, de tu nuevo dios Cormac McCarthy, tendrá que esperar al siguiente turno... pero también caerá. Dicen que de esta novela de McCarthy están haciendo una película que probablemente se estrenará este mismo año, habrá que estar pendiente. Llamo a Jesús para saber si pensaba ir al Tete; hiciste bien en no ir, ya sabes, una nueva decepción, pero ¿qué haces cuando un hijo al que quieres te decepciona? También le comento mi nueva lectura (la de Kane) y me anima a llevarla el próximo martes para hablar algo de ella. Supongo que el tema del oeste (interrumpido por cortesía hacia la autoinvitada) todavía le sigue haciendo tilín.
Hoy nada, todo el día pal sur. Bajé con una de esas mañanas que tanto me gustan, de lluvias intermitentes y sol huidizo entre las nubes. Una mañana para ir al ritmo de Wim Mertens, escuchando la banda sonora de A man of no fortune, and with a name to come. Qué maravilla de piano y de voz, contándote las cosas importantes de esta jodida vida, tan llena de trampas, al son de aquel mar de la bahía de Hong-Kong, pero que bien pudiera ser el de la rada de Anaga, perdido en alguno de aquellos buques frente a San Andrés. Ay dios, esas notas de piano, primero encadenándose como gotas de lluvia suave y cálida en Casting no shadow, y esa impresionante voz en falsete de Mertens alargando vocales hasta el infinito; esas melodías arrolladoras de You see o Multiple 12... puro deleite que no paro de escuchar en un día como hoy mientras avanzo deslizándome por la alfombra negra, en mi mercedes dorado culebreando rumbo al país de los sueños.
jueves, 27 de enero de 2011
Suscribirse a:
Entradas (Atom)