lunes, 1 de noviembre de 2010

Otoño postjalogüíín

Ayer bajaba yo por la línea de fierro rumbo a disfrutar de la nueva performance del Tete, cuando vi a J.Royo apoyado de espaldas contra la fachada del adusto edificio. Con cazadora negra y gesto serio, oculto tras unas oscuras gafas a lo Blues Brothers (faltó la corbata). Seguro que con la mente todavía puesta en algún párrafo de su nueva novela, mientras los tranvías pasaban por delante llenos de aficionados con un cierto aire de amargor. Y todo por no pensar todavía en el triste discurrir de un equipo que se las prometía muy feliz este año y al final... ¡No te preocupes, J., hoy ganamos! Me dije yo, cuando en mi mp3 sonaba Marea: ...¿qué saben las tripas de puños cerrados?/saben que las riegan los amargos tragos/saben todo y más de tenerse en pie/de la soledad/saben porqué está siempre duro el pan/... No es la primera vez que lo veo en ese punto cuando bajo hacia el Heliodoro. Allí, frente al Asia Mao, un restaurante chino de nueva generación. Ahora ya los chinos quieren de esa nueva modernidad que ofrece la pujanza de su economía y abandonan aquella imagen colorista y folk de sus restaurantes de siempre. Habrá que ir algún día. Charlín seguro que se apunta, son sus favoritos, me comentaba el otro día antes de llegar al Franco. Aunque ahora (después de esa visita, claro) creo que se ha hecho de los guachinches con vistas a don Paco. Joder, eso parece que se me quedó para la retaguardia de este blog. Bueno, ya veremos qué dice J.

...Arrugas que son surcos con retoños tiernos/livianas como son los fardos de cargar los sueños/que tragan ruedas de molino y se les ven todos los huesos/que saben que sus años tienen más de cuatro inviernos/

Y la dulce letanía de la tarde se arremolinaba tibia en los primeros tinglados de castañas que veía este otoño. Jalonando Las Ramblas de santos sajumerios... en esta víspera de ánimas ligeras y renovadoras.