viernes, 23 de noviembre de 2012

Como si eso preocupara

Por fin liberado de un disco duro obsoleto y aquí me tienen de nuevo. El técnico me dijo que este ordenador tenía una tarjeta gráfica de primera (la segunda mejor del mercado en aquel entonces cuando compré este cacharro), pero un disco duro de mierda (el segundo peor de ese modelo). En fin, ahora con amplia y pulida memoria, y como niño con zapatos nuevos. Y a volar, como alma de córvido que tengo. Pero de los córvidos he aprendido que no se debe volar muy alto, sino aprovechando la orografía y las corrientes de aire, como mejor aliados en el arte del esquive o del camuflaje. Así aprendí del cuervo aquel del mirador de Masca (que tiene nombre, pero ahora no me viene), saltarín travieso, que hace las delicias a turistas y visitantes, mientras se acerca astutamente a la comida para luego elevarla en un periquete a los aires claros de aquel macizo portentoso.

Anteayer presenta en CajaCanarias de El corsario de Lanzarote de Francisco Estupiñán, al que al final del acto nos presentamos como tertulianos radioafónicos (qué azaña) y se animó a estar el próximo martes con nosotros. En ella el autor me aclaró alguna cuestión que me estaba dando vueltas en la cabeza desde que terminé de leer esa novela. Había prometido entrada específica pero eso me va a llevar un rato que ahora mismo no tengo, pues me espera otra presenta (uf, cuánto se escribe últimamente por esta tierra), la de Javier Hernández, con su El sueño de Goslar, en la sala MAC a eso de las 19,00 horas, es decir, dentro de escasos 30 minutos. Mientras tanto, otra novela se me ha atravesado desde ayer a hoy: La Señora. Beatriz de Bobadilla, señora de Gomera y Fierro, de Carlos Álvarez, lo que me está sumergiendo de lleno en el siglo XVI canario. Reflexiones próximamente. Uf, últimamente solo promesas. Hasta dónde he de llegar por esta senda? Como si eso preocupara a alguien. Agur