martes, 8 de junio de 2010

Nunca llegamos a los puños

Hoy espectáculo total en el Bosque de Tijuana. Israelíes vs Palestinos. Delirium tremens por momentos. Cada uno en su papel de gallito cantor. Maricón el último, que dirían algunos (hasta los de Chueca). Lo peor, el barullo radiofónico. Yo en estos casos soy de los que cambio de dial inmediatamente. No sé qué habrán hecho nuestros sufridos oyentes, pero me hubiera gustado intervenciones más despejadas, sin tanto pisarnos unos a otros. Comprendo el apasionamiento, pero ya estamos grandecitos como para no dejar voz a los demás. Sin embargo, en el tumulto, o echas los codos y te haces hueco o sencillamente desapareces. Personalmente, las cuestiones argumentadas eran de tal calibre que no podía dejar de manifestar mi versión de los hechos y mi postura (supongo que a los demás les ocurría lo mismo), pero el momento tenías que lucharlo segundo a segundo. En fin, cualquiera que nos escuchara pensaría que después del programa llegaríamos a los puños, y, aunque no lo crean, nada más alejado de la realidad. Hasta llegamos a puntos de encuentro (al menos entre JMª y yo): Israel no será sin Palestina y Palestina no será sin Israel; El argumento de la resolución de la ONU para la creación de Israel no será válido hasta que las dos partes lo reconozcan y acaten, porque tanto árabes como judíos se lo han saltado; Los palestinos tendrán que tolerar a judíos en su territorio, de la misma manera que los judíos toleren a palestinos en el suyo, sin ese grado de convivencia será imposible cualquier acuerdo. Aunque parezca más conveniente y fácil una postura nacionalista de homogeneidad intracultural para cada uno de los países ('los niños con los niños y las niñas con las niñas'), la realidad social de mezcla residencial entre ambos, la hace inviable. Es más, esa mezcla es la que hará que la convivencia tenga una práctica cotidiana, lo contrario favorecería los discursos integristas y la continuidad del abismo entre ambos pueblos. Claro que hay demasiadas heridas abiertas como para que esto se plantee a muy corto plazo, pero eso no quiere decir que no sea una vía de pacificación en la zona. En este punto, las acciones militares jamás serán la solución, ni para unos ni para otros, pues sólo conseguirán la perpetuación de la violencia y la justificación del enfrentamiento. ¡Y ojo! Que de eso viven muchos en los dos bandos.