La otra noche nos invitaba JR a escribir algo para su colección faunística. --¡Escriban algo! Una serpiente, un ratón, un mono, un burro, un cuervo... no nos vendrían nada mal. Todas esas ramas de la gran cadena del ser en las que estamos escasos de ejemplares. --No quiso insistir mucho más, mientras la ceutí con acento gaditano se movía tras la barra con pinxitos varios. La serpiente calló como una puta, el ratón, el mono y el burro dijeron --No no, muchas gracias, pero uf. No no... El cuervo tampoco lo veía nada claro en su vuela pluma de media monta. Pero dada su naturaleza de córvido descarado y atrevido... quizás podamos esperar cualquier cosa. Aunque últimamente lo veo enredado en empresas que jamás soñó iba a tener que iniciar. Empresas de futuro incierto como le auguró un extraño personaje del Casi que no. Lo conocía de coincidir algunas veces en el café de la mañana, pero la última vez portaba un libro bajo el brazo, que, a su vez, contenía un mapa desplegable con combinaciones exotéricas. O eso creí yo. Me llamó la atención cuando le explicaba al camarero la importancia del conocimiento acumulado allí, hablando de las preguntas esenciales de la vida y sus posibles respuestas. Joder, las preguntas esenciales de la vida... conocerlas ya era de interés, y si además encontrabas respuesta, pues casi naa.
Me acerco interesado en el asunto y el hombre se ofreció a revelarme todo si lo invitaba a unas cervezas. --¡Hombre, pa que no se me seque el gaznate mientras hablamos. --Dijo, y me pareció justo. Aunque era realmente enternecedor su afán por cuidar e hidratar sus mucosas faríngeas después de ver su desastrada apariencia exterior.
(continuará otro día, porque ya tengo que salir pitando pal sur)
viernes, 1 de julio de 2011
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