Seguiremos por los jueguitos lógicos tipo Roncero:
--¿Está usted a favor o en contra de la corrupción, malversación de fondos, prevaricación...?
--Hombre, entienda usted que la naturaleza humana... el ideal de justicia... En fin, no es tan sencillo.
--Luego está usted a favor.
--No no, yo ni estoy a favor ni en contra.
--¿Cómo? O lo uno o lo otro. Porque en este caso sí se trata de categorías excluyentes.
--No me sea tan moralista. Las cosas no siempre están bien o mal. En la casuística real de las cosas esa línea no está tan clara. Incluso puedes llegar a hacer el bien haciendo cosas reprobables.
--Ya, el fin justifica los medios.
--Por ejemplo.
--Y no me decía usted que no fuera tan moralista.
--Ya, por eso le digo que las cosas no son tan sencillas.
--Pero sabrá que las reglas de juego se ponen para algo, para garantizar algo. Y los atajos que nos inventemos pueden ser cojonudamente perversos.
--Y usted se encuentra libre de pecado ¿no?
--Yo, por lo menos, no tengo ningún reparo en decir que estoy en contra de la corrupción, de distinguir el dinero público del privado. Y no solo por una cuestión mojigata del bien y el mal, sino por eficacia productiva y de gestión, por reparto de la riqueza, por racionalidad, por modernidad, etc.
--Usted lo que es... es un 'progre'.
--Defíname progre.
--Todo aquél que tamice los datos y las descripciones por el filtro de criterios morales.
--Ah, ya. Y usted no hace eso ¿no?
--No, solo analizo en base a descripciones y datos objetivos.
--OK, yo también hago eso. Pero ¿y qué hay de la selección? ¿con qué clase de datos se queda usted? con los millones de parados, con los millones de los fondos estructurales, con los millones de las empresas, con los millones de la bolsa, con los millones de los stock options, con los millones de los rescates europeos... ¿No hay algo de moralina en eso?
--Pues sí, es lo que trato de decirle.
--Luego, reconoce que usted no se libra de eso.
--Hombre, no era mi idea.
--Ya, al final no hay refugio, ni siquiera en los datos.
--Pues renunciaremos a la claridad.
--Ya, por eso no acaba de definirse a favor o en contra de la corrupción.
--Sí, algo de eso.
--Nada, es usted un caso.
--Exacto, y si no lo fuera haría lo posible para serlo.
--Será por eso que ser pro palestino o pro israelí es lo de menos, sólo es una cuestión de argumentación minoritaria, y lo contrario es ser moralista. Es decir, 'progre' y eso ¡nunca!
miércoles, 29 de junio de 2011
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