martes, 1 de junio de 2010

Sinrazones del 'ser'

Desde ayer me acecha la noticia de la flotilla noqueada por el embate de un ejército del siglo XXI. Cuando es toda una institución, un gobierno, un país, quien trata de matar mosquitos a cañonazos, ya no nos creemos que sea un error de cálculo o una expresión irracional de angustia o miedo (todavía me acuerdo del perejil). No, a estas alturas eso ya no cabe, es simplemente la expresión de que sólo se ‘es’ en la guerra, en la violencia, en la intransigencia. Y, por tanto, no hay margen para la negociación, para el acuerdo, no hay flexibilidad, sólo queda un témpano frío y rígido que ante cualquier presión o se lucha o se parte en dos irremediablemente. Sí, éstos son los animadores de los argumentos políticos israelíes, los del no hay margen, no hay paso atrás, no hay tregua. Es la razón de la sinrazón. Sí, ya sabemos que Hamás tampoco es mucho menos, que son tal para cual. No olvidemos que en esto también funciona una de las famosas leyes de Newton: a toda acción sucede una reacción, y así andamos. El problema está en que algunos se empeñan en llevar esto ad infinitum conscientes de que es la existencia del enemigo quien los justifica y les da sentido. Y al enemigo hay que alimentarlo de vez en cuando con sangre para que no decaiga. Cuanto más irracional, cuanto más injusta… mejor. No es una cuestión de ganar o perder, porque ninguna de las partes ganará o perderá. Quién va a creerse que este bloqueo a Gaza va a servir para algo que no sea mantener la polarización. Esto sólo es una forma de existir, con sus propias inercias, que una vez asentadas se adueñan hasta del tuétano. Algo que no resolverán ni los videos, ni los testimonios, ni quién pega a quién, ni siquiera el GPS de las aguas internacionales. ¡Qué más da! Todo eso es mera palabrería mientras los argumentos sigan socavados por la sinrazón del ‘ser’ en la violencia. Sin embargo, esta vez es distinto, aunque ya saltan las voces de instrumentalización para emponzoñar las intenciones de la flotilla. Ahora es la sangre de ‘otros’.