MALDICIÓN/REDENCIÓN: Como me sigas llamando 'buitre' te quedarás como 'mamón', sentenciaba. Y dejarás de volar, y tu negro plumaje caerá por los suelos, y tu pico retorcido dejará de articular ese graznido bronco y cavernoso. Y te covertirás en un ser esplendente y abominable, como el propio dios Mammón, cuyo único fruto será ramilletes de bayas verdes. Unas bayas de jugosa pulpa amarilla, que tendrá tal esquisitez y propiedad que estómagos y paladares de medio mundo lucharán por su aridulce embeleso. Y no habrá catigüire ni pumagás, ni cotoperí o pepaguama que rivalicen con ellas, y se llamará mamones al conjunto, y mamón a cada una de ellas por separado.
¡Sufre... mamón! Devuélveme a mi chica o te retorcerás entre polvos pica-pica. ¡Sufre... mamón! Devuélveme a mi chica (...)
Viejo, es verdad, toda maldición es una redención. Así es, el avechucho mirándose al espejo.
Bloguero de mentalidad okupa,entre otros entretenimientos radiofónicos, archivísticos y antropofágicos, con este Bosque acaba instalándose en el establishment de la autopromoción. Aunque huela a chamusquina, el cambio le pasará factura, si no al tiempo.