Lunes crónica, lunes memoria, lunes pantalla sin ganas de humor. Humor vítreo, acuoso, expandiéndose por los intersticios corporales. Agallas de cherne salado, agitándose, consumiéndose, amoratándose, buscando hasta el último reducto molecular, atómico, infinitesimal. Una enseñanza por estudiar, una lección sin aprender.
La vida, indomable e imprevista.
En el ciber me machaquea todavía el 'no hay dos sin tres'. Lengua cibernética de ritmo y discurso repetitivos, que se vacía sin remedio, escapándose entre las manos como el líquido elemento insípido e incoloro, fuera de lugar. Esa música que vacía mentes y apetitos. Las noticias de la derrota siguen sin vislumbrar luz en lontananza. La tormenta nos persigue, a perro flaco todo son pulgas, ya se sabe. Y no creo que encontremos imagen salvadora como dicen le ocurrió a uno de los bajeles del corsario Amaro Pargo en medio del atlántico, rumbo a las islas de la fortuna. No hay dioses a los que encomendarse, y el peor de todos ellos es el dichoso euro. No, digo mal, la dichosa prédica bananera a la que todavía nos quieren someter. Hoy es sí, mañana es no. Hoy esperanza, mañana caramelo en boca ajena. ¿Pero qué juego es éste? Así es la agonía de este vivo muriente. El cherne picó el anzuelo y lucha, lucha creyendo escapar, pero solo es una pausa estratégica, una espera del que ya sabe que va a ganar, una lucha que se alarga para el agotamiento necesario. Sin agotamiento, no hay entrega placentera.
Picamos, solo nos cabe esperar que el pescador no sea profesional, sino deportivo. Sí, como en esos reportajes en que al pescador solo le interesa la foto de la victoria, y luego devuelve dulcemente al agua la pieza capturada. El símbolo, la metáfora, el sometimiento, la humillación. ¿Será así la tercera guerra mundial? ¿estaremos ya inmersos en ella?, sin enterarnos, sin muertes, sin sangre, sin honra, sin heroísmo, sin épica... Al derrotado solo le cabe el agridulce sabor de su libertad vigilada, de su engorde para una foto posterior, una nueva captura, mejor, más espectacular, de mayor entrega, de mayor humillación.
...Y mañana hablaremos del miedo, del miedo de Puerto Santo y su cherne volador, aquel pescador sí era de la vieja escuela; no tuvo consideración con el gran peje, ni aunque hablara. Y también habrá que hablar de Las Criadas de Profetas del mueble bar, una obra sin concesiones. Otras crónicas, otras memorias desmemoriadas, otras historias necesarias para este bosque desangelado.
lunes, 9 de julio de 2012
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