lunes, 11 de junio de 2012

Advertencia: "Cuervo, estás a punto de que tus lectores/as te manden a freir chuchangas (y perdón por el grancanarismo)". Yo agacho la cabeza y salgo de allí pitando. Novelerías por todos lados. Y qué, esta quemada nave camina al son que yo quiera, pero mis oídos todavía no están sordos del todo. Tiene usted toda la razón.

Sí, siempre demasiadas cosas que contar y poca la templanza o el respiro necesarios. Y cómo cuesta escribir a veces. Quizás mejor ni pensar, solo centrarse en el fluir del arroyo cotidiano, que todo vaya cayendo por su propio peso, que discurra todo con cierta naturalidad, a pesar de los arrastres de fondo o precisamente por ellos. Sí, una forma de dejarlos atrás.

El otro martes Juan Royo me tuneó adecuadamente el ejemplar de su nueva novela Puerto Santo. Una novela que se presenta con un totem volador que nos vincula, en los trasuntos de su intrahistoria, a los comandantes de esta nave radiofónica llamada La Puerta. Pero de eso ya hablé algo en su momento, en otra entrada más atrás. Ahora de lo que hay que hablar es de la novela, de esa historia que te mete de lleno en una isla desvalida ante la zozobra final del imperio español. Una isla a la intemperie tras la guerra con el nuevo imperio que florece al otro lado del Atlántico. Tras Cuba y Filipinas... por qué no Puerto Santo.



Una historia con aires grotescos en medio de la desbandada en la ciudad que creció al socaire de su puerto principal. Personajes escogidos entre el populacho y entre la alta suciedad (que diría Calamaro), personajes como sebastián el pescador y su mujer Candelaria la Triste, como el guardia Ballesteros, Teófilo el sepulturero o Margarita la Flor, la única prostituta que se quiso quedar aduciendo que los americanos eran rubios y guapos... 'El negocio está en quedarse'; personajes como el alcalde Sansón, Don Poncio el gobernador o el marqués de Cartaya, que huyen como miserables, llevando a buen recaudo sus bienes, cuando tratan de convencer al resto para que se queden, esgrimiendo que la invasión es una patraña.
En fin, en lo que llevo leído (todavía voy por el tercer capítulo), una narrativa ágil, artesanal, pero vibrante en el esperpento de la histeria colectiva. Vamos a ver en qué para todo esto.

...Y paró (ya he terminado de leerla) en una estupenda y divertida novela. Como si se tratara de una versión en negativo del Bienvenido Mr Marshal berlanguiano. Sí, puro esperpento español, pero esta vez en la huída de un pueblo ante la posible llegada de los americanos. Situaciones para un humor corrosivo que pone al destape las arbitrariedades del poder y sus jerarquías (civiles y religiosas); la dudosa pompa con la que tratan de justificarse y el poderoso egoísmo que esconden.

Por último, recordar que el camarote de nuestra nave radiofónica estuvo lleno el otro día con las invitadas Asunción y Luisa (por fin nuevamente voces femeninas en La Puerta). La primera como productora de Teatro en Canarias y la segunda como gestora del teatro Ángel Gimerá, es decir, dos ejecutivas del espacio teatral de esta ciudad. Un rato entretenido con ellas hablando de sus programaciones y algo de la tramoya que esconde este escenario. Chitoski ofreciéndose como nuevo y reluciente crítico teatral de esta ciudad, y parece que la cosa puede cuajar porque el viernes nos llama Juan Royo para decirnos que tenemos nueva invitación para la sesión de boleros, con María José Cámara. En fin, esperaremos qué nos cuenta Chitoski de "Sueños de Bolero", a ver si vale lo que hubiera costado las entradas. Por mi parte, prefiero hacer crónica de El Veneno Crew, un grupo lagunero de rap, que actuará a las 21 hrs. el próximo jueves 21 de junio en el nuevo Espacio Guimerá Música (3ª planta, entrando por el lateral de la vía férrea), un nuevo espacio del que no tenía noticia alguna. Así que, ¡rap en el Guimerá! quién lo hubiera dicho.

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