domingo, 25 de abril de 2010

Crónicas Culturetas (7)

Llegamos (por fin) el Oyente, Jesús y yo al Faro de la cita del “Volandero Cultural La Gatera”. Ellos en un coche, siguiéndome, y yo en otro haciendo de guía para ellos ¡qué peligro! San Eugenio está cambiado, hace ya muchos años que no me metía por aquí, ¡hay hasta adoquines!, y no las tenía todas conmigo para lograr el objetivo.
La presentación tuvo éxito; presencia del concejal de cultura, aforo lleno, copas y canapés de recibimiento, espacio chic con afanes de lujo para los entretenimientos socioculturales de la nueva jet set del sur y vistas a Puerto Colón (al moderno de José Mª. hasta le habría gustado). Y el Oyente asustado «Uno trabajando un montón de tiempo para sacar un libro y… Mira, un par de hojitas… y esto lleno». Más tarde vendría más asustado todavía, pero mejor que lo cuente él, creo que tuvo algún encuentro íntimo con unas hermosas cariátides. En la presentación, autobombo, agradecimientos y protagonismos. En el previo, post y trastienda, saludos, contactos, etc. En fin, lo de siempre, pero las cuatro chicas acodadas a la barra con ganas de protagonismo también y no nos dejan escuchar lo mejor de la noche, Volandero aparte (Gatonio sabrá por qué; a Alberto le digo que les llame la atención y no se atreve; yo termino por gritar un ¡Shiiitt! que sólo las detiene unos segundos. Hay que ver).
Delirium Teatro, con “Tiempo de amor. Palabra y música”, nos deleitó con su propuesta escénica. Juan Mª. Vidal (guitarra jazzística) con profesionalidad y vistosos toques de acompañamiento, Soraya Glez. (actriz recitando poemas) con presencia y garra en el escenario. A Jesús le gusta sus modos dramáticos, especialmente cuando recita “Luna de miel” de Agustín Espinosa. A mí también me gustó “Isla” de Sabas Martín, aunque la ginebra no es lo mío, deberá referirse a Menorca, donde esa pócima forma parte de su historia.
Más tarde, la bacanal de Las Breñas, subiendo para Arona. A algunos ya nos conocen allí, especialmente la cocinera que es un encanto. Alberto Linares insistió mucho en comer buena carne y buen vino, pero a la hora de pagar... La sangre del chuletón de novillo me pasó factura luego, pero antes me salvó en el control alcohólico al bajar a Los Cristianos. ¡Justo al límite! Gatonio, no tenías que preocuparte, estaba todo controlado (joder, ya me resignaba a explotar el sensor).

El Tete perdió 3-1. Esto está muy jodido.

2 comentarios:

Unknown dijo...

POR ALUSIONES

Sr. Herar, Don Ramón, ergo, Gatoramón:

Las chicas de la barra se lo estaban pasando pipa con las ocurrencias de un servidor. Los feos -que se mueran pero cuando ellos quieran- no tenemos el porte y la distinción de usía asín que provocamos al género -ya nos explicó la ministra que sólo hay uno y no del que tú y yo carecemos, ¡creo!- haciéndoles reir y las tenía en el bote. Pero, claro, viene el pintor asesino de San Andrés y las espanta con un: silencio que quiero oir... A ver, peronal, que lo primero es lo primero y todos estamos en la cultureta pa ligar, ¿o no?. Joder, como mi medio pomelo lea esto ME SE cae el pelo.
Otra cosa, lo de Berlín, esuvo bien. Digo que la peña le haya cogido el tranquillo y lo tenga en la unidad de vigilancia intensiva.
Y lo del control pasmoso... pués sí, te salvo el novillo. Pa que veas que lo que tiene cuernos a veces hes de agradecer.

En fin, mi querido, HERAR, de Herárdico, de Hermoso, de Hermafr... (aquí me pasé) -como diría el ínclito Álamo- te aseguro que pase un rato fantástico tanto en FAROleando como en las Breñas.

Este que te promete amistad hasta cambiar de opinión.

Gatonio.

Ramón Herar dijo...

¡Ay Gatonio! No sabía que te dedicaras a revoluciornarme el gallinero de esa manera. Nosotros somos unos santos comparados contigo, miniño.