Acabo de ver a los alemanes como una apisonadora frente a los maradonianos. Los vi en el bar Avenida, en el paseo marítimo de El Médano, junto a mi amigo Jürgen (JMª me corrige). Yo le iba nombrando a los jugadores alemanes que me gustaban, pero él nada, no conocía a ninguno, sólo a Messi, al Kun Agüero, Higuaín... Acojonante mi amigo Jürgen. Él reía con los goles de su selección, pero una risa sana, alegre, sin rencores pueblerinos, ni arrebatos espirituales. Todos allí estábamos con Alemania después del ambiente periodístico que Maradona se había encargado de caldear contra España. "¡Que ahora se vaya él a mamarla!" gritaba uno. "Nosotros, por nuestro idioma, tendríamos que estar con Argentina, pero ya estamos cansados de aguantarlos aquí" decía otro. Y mi amigo Jürgen no decía nada, sólo reía y reía con su cerveza fría en la mano. "Que nosotros le construimos un país y ahora vienen aquí a juzgarte por lo que tenemos. Que si tengo tal coche, tal trabajo... ¿Y lo que somos, qué? Los alemanes no son así, son educados y no se meten con los demás. Los alemanes nos traen dinero y aquí vivimos de eso. Los argentinos son unos salvajes, unos corruptos y unos gangocheros. Se creen que esto aquí es como en su país, pero esto es diferente, aquí no compras a la policía por un fajo de billetes como en su país. Así les va. Echaron a los españoles y ahora no hay quién los meta a camino. No señor, aquí no somos así y por eso estamos con Alemania. Maradona es como ellos, por eso lo tienen endiosado. Pues el Dios se ha ido pal carajo. Ya está bien". Jurguen no decía nada, él que sólo conocía a los jugadores argentinos, se contentaba con el fútbol, no hablaba de política ni de nada más que el juego. La gente siempre ve lo que quiere ver, pero esto, al fin, no es sino un partido. Un partido que se quiere nacional, pero no es más que eso y sólo cabe disfrutarlo por lo que es, fútbol, una maravilla de juego combinativo y habilidades personales, un despliegue estratégico de inteligencia y empuje físico. Sí, ya sé de todas las pasiones que desata, pero al final está el fútbol, y el fútbol lo puso esta vez Alemania. "¡La revancha del europeo contra España se está cocinando!" me dice el gallego que está a mi izquierda. Está bien, pero primero con permiso de Paraguay, que a estas alturas el que está ahí será por algo. Ahora en el ciber, mientras escribo esto, aparece mi amigo Jürgen que está exultante, consulta la prensa on-line de su país. ¡¡Alemania Dioses!! en grandes titulares, y ríe y... ríe... Finalmente, veo que esto es lo mismo en todos lados. Nadie se salva. El espectáculo está servido, pero mis dioses son más terrenales, están con los que no dejan de ser conscientes del espectáculo. Sí, fue un gran partido para los alemanes, pero dejémoslo sólo en eso, en fútbol. ¡Ojo con la feria de vanidades! qué fácilmente caemos en la trampa de la euforia. ¿Me pasará también a mí? Sólo si juegan el Chino Silva y Pedrito el del Dos, y terminamos igualmente por 4-0 gracias a ellos. Entonces sí, no habrá quien me pare el arrebato. Pero dudo que Del Bosque nos dé ese gusto. De momento a Silva lo tiene sentenciado desde que jugara ante Suiza. Ya dijo en una ocasión que Canarias estaba suficientemente representada con el de Arguineguín, respondiendo a la pregunta de si iba a convocar también al de Abades. No sé qué significa eso de 'suficientemente representados' ¿Esto qué es, una selección de jugadores o un equilibrio político de comunidades autónomas? ¿De qué hablamos, pues, de juego o de política nacional? Nada, no tenemos remedio, ni siquiera con Del Bosque, hombre comedido donde los haya.
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