miércoles, 29 de septiembre de 2010

Taoro

Ladrón de joya se deja DNI atrás. ¡Qué día! Esta mañana me fui al Puerto, un asunto de muertos me llevaba allí. Bajo por la Urbanización La Paz (qué apropiado), pero me encuentro la calle cortada por un terremoto de excavaciones. Para qué será esta vez. El caso es que tengo que desviarme de la ruta prevista y no tengo más opción que volver a salir a la arteria principal. ¿Era por Las Arenas o por…? Con estas rotondas siempre me quedo en la duda y termino entrando por la de La Vera. Aquí vivía él. Otra vuelta más, qué le vamos a hacer. Finalmente encuentro La Calera y allí termino con mi negocio bajo la mirada despistada de un inmenso Galliotia Gallioti. Y me acuerdo de la poesía de Jesús a Linares. El ínclito abre sus fauces y deja entrever su poderosa mandíbula y aquellos matices metálicos de azul cobalto. ¡Qué resplandor! bajo el apaciguado sol del otoño nortero. Mientras, elijo varios modelos de los que me ofrecen los catálogos, intercambiamos datos y cerramos el acuerdo. De vuelta a casa me encuentro el desfile de banderas rojas de CCOO, con la triste letanía de tiempos mejores. Más adelante, el siempre bienvenido mensaje de nuestro querido escultor de Taoro, en las faldas del mirador de Humboldt, ofreciéndonos su frase del día: “se atormenta la vecina”. Y la mañana discurre lenta por los campos de Acentejo, todavía con el rumor de espadas y arcabuces entre silbos y hondas de pétreo coraje, recordando después la historia del Lance y la de su escultórico homenaje con dimes y diretes entre los representantes de lo humano y lo divino. Qué de cosas hablaba yo hoy con mi medio hermano Toño. Toño, el Majano del Puerto, que un día nos dejó sin previo aviso y con el paso cambiado; el niño guanche que inmortalizara Baeza; el ranillero con la sabiduría de los pasos perdidos del Valle y sus viejas historias de caminos y muros entre platanales.

martes, 28 de septiembre de 2010

William Turner, el tiempo y el matiz

Leyendo “Los verbos sumergidos”, uno de los cuentos de Los días prometidos a la muerte, de Javier Hdez., me encuentro la referencia a William Turner, así como a neblinas y a trenes sin vías en la estación del tiempo perdido. Turner, el pintor del romanticismo inglés que en pleno esplendor realista anticipó en influyó en la avenida del impresionismo y hasta de abstracciones posteriores, nos revela momentos que todavía sobrecogen y maravillan por su energía y dinamismo. Turner ha estado muy presente este verano en la capital del reino, con una antológica en Museo del Prado. Lástima que no pudiera ir por allí, pero sí que aproveché mi breve estancia en Londres para admirar algunos de sus cuadros. Dios, un viaje en familia (¡iban Maite mis hijas y hasta mi suegra!)a esa ciudad es arriesgarse a no poder extraviarse mucho de los caminos más trillados, a caer una y otra vez en los lugares más comunes, a la vivencia de los más socorridos eventos, etc. etc. Algunos miedos se cumplieron y hasta me embargaron por momentos, pero, afortunadamente, los más archiconocidos museos de Londres guardan en sus entrañas obras que ningún tiempo ni circunstancia podrán banalizar su formidable aportación. La visita nunca defrauda, aunque te rodeen una maraña de cables por la audioguía o campen a tu alrededor los cientos de personas con guías que parlanchean a su grupo mayormente sobre cuestiones irrelevantes y anecdóticas. Recuerdo que en el Tate Britain, mientras me absorbía la turbadora eternidad de la escena, la inmensa quietud y transparencia de las aguas, de la Ophelia de J.E. Millais, apareció un grupo arremolinado alrededor de aquella guía empeñada en que vieran una cara que se adivinaba entre el claroscuro de la maleza del fondo ¡Y qué más da ese juego de guiño a la Gestalt! Ay que joderse, como si el cuadro no tuviera suficiente interés por sí mismo y hubiera que estar con esas gilipolladas. Pues eso, lo que decía, que a pesar de todo el lugar común de los grandes museos de Londres, éstos nunca defraudan, encontrando siempre alguna joya en la que deleitarse, alguna sorpresa con la que contentar al espíritu, algún detalle imborrable y personal que llevarte contigo. Como The Bath of the Psyche (El baño de Psique), del prerrafaelita Frederic Leighton, en otro momento hablaré de este cuadro, o como la serie de trenes de Turner, que encontré en la National Gallery.
Los vaporosos paisajes de Turner impresionaban por la orgía de fuerzas, atmósferas, luces y matices velados; una multitud de giros neblinosos alrededor de la chimenea de un tren que apenas se adivinaba para darle un sentido referencial al cuadro, sin vías que lo conduzcan a algún lugar o que hablen de su procedencia, sólo está ahí, como una aparición.
Los cuadros de Turner sentaron como una bomba en el canon figurativo del paisajismo inglés de la época, y el poder evocador de esos trazos difuminados, en transición, más allá de las formas, del acabamiento de las formas, del instante congelado… ese poder evocador, como digo, nos habla de la vida en movimiento, de la grandiosidad de las fuerzas en su flujo heraclídeo, más allá de lo humano tecnológico, empequeñecido por el mero atisbo de la máquina de fierro recién inventada y emblema de la modernidad de esa época.
¡Qué momento! casi como plantea Javier: ...en la estación del tiempo perdido.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Licencias y calenturas. Aprox para una gramática estelar

De un tiempo a esta parte los bichos creo que me están dejando el ordenador bajo mínimos. Ya son tantas las cosas raras que hace, que ya no encuentro otra explicación. El antiviral hace muchos días que me avisa diciéndome que está caducado, y me pide dinero para actualizarse el muy cabrón. Como me sigan jodiendo tendré que encontrar buena carnaza para que piquen y me dejen en paz.
La otra tarde esperaba que el bueno de Jesús me remolcara hasta Laguna City, pero resultó que ya estaba por allí desde temprano con D. José, degustando las acrobacias de algunos horizontes culturales isleños. Le di mis condolencias y me preparo para coger el vagón de cola hacia la santísima Trinidad. Ahora Jesús me pide crónica, como si de otro acontecimiento del año se tratara. Pues nada, el punto de encuentro estelar estaba fijado para las 8,30 y por allí empezaron a aparecer escritores, editores, entusiastas y demás ralea cultureta. Nada del lleno vaticinado por alguno para el autobombo de letras canallas. En fin, Agustín parecía en plena forma, con ácida y elocuente incontinencia verbal (lo que casi siempre es de agradecer), con traca final en calle y bar de su propio santo. Lo que decía, la santísima Trinidad. Los acólitos estuvieron a su nivel, especialmente el de la tridiplomatura (el tres era el número de la noche) por su habilidad en el manejo del elegante mobiliario de las terrazas laguneras. Fue G. quien me hizo caer en ello, mientras, Kiko ya se balanceaba en su propio descojono, y JMª tampoco se quedaba atrás, para regocijo de Agustín, creyendo que en él radicaba el único mérito de semejante algarabío. La cosa no fue pa menos y quedó hasta inmortalizada en parte. Guarden ese documento ¡pol favol!
La crisis se hace sentir en todos los ámbitos y el brindis de rigor después del acto tuvo que ser autofinanciado, qué tiempos aquellos, quizás por eso tampoco es de extrañar las dificultades para llenar las salas. Bueno, sea como sea, media entrada y con desfile de autores por la mesa (menos mal que no éramos treinta). Jesús echó de menos a otros escritores, y yo estuve de acuerdo, aunque el resultado final es muy digno. Quizás, hasta la palabra antología le venga muy grande a esta compilación (y la de gramos... también). Pero ya se sabe, cualquier apuesta colectiva siempre engendra su propia polémica y eso siempre será parte de su gracia.
Yo estuve realmente comedido, como es habitual en mí, y en cuanto me desmelené en el post, el vino siempre tiene esas cosas, hablando en plan científico seductor, enseguida me pararon las patas. Yo con cierta vehemencia hablando de las teorías de los agujeros negros, con fórmulas matemáticas incluidas, y de la experiencia surre y hasta orgásmica que me supuso leer semejante literatura, cuando de repente me dijeron «Sí sí, muy bien todo eso, pero yo… yo soy muy de la tierra y a mí me gusta tener los pies en el suelo, nada de farándulas estelares» (lo último creo que no es muy textual, pero sí estaba en el espíritu, creo) Espero que haya sido por la fácil concurrencia nominativa y hasta licenciosa entre la física cósmica y la física anatómica, aunque la mente humana siempre es enrevesada y calenturienta en algunos terrenos, pura ciencia ficción. Más o menos como la tuya en estos momentos, lector/a.
¡Uf! Esas dos arepas y algún que otro bicho traicionero (yo también debo tener el antiviral caducado) me hicieron pasar una mala noche. Ahora a estarse quietito el fin de semana. Difícil tarea con lo que se avecina.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Gramos estelares

Ediciones Idea y Ediciones Aguere acaban de coeditar Trece gramos de gofio estelar. Antología de cuentos canarios de ciencia ficción. La obra, que ha sido coordinada por Juan Royo y Ánghel Morales, se presenta hoy viernes, 24 de septiembre, a las 20:30 horas, en el Ateneo de La Laguna.

El pianista Gines Capote abrirá este acto, en el que participarán con unas breves palabras cada uno de los autores: Sergio Barreto, Moisés Cabello, Jesús R. Castellano, Eduardo Delgado, Agustín Díaz Pacheco, Miguel Ángel Díaz Palarea, Félix Díaz, Ramón Herar, Olga Márquez, Iván Morales, Víctor Ramírez, José Rivero Vivas y Juan Ignacio Royo.

Trece gramos de gofio estelar surge del esfuerzo y la decisión de trece escritores canarios para expresarse en un género, el de la ciencia ficción, con muy poca tradición creativa en el Archipiélago. Esta al menos curiosidad inicial, esperemos que de pie a una nueva trayectoria narrativa en las islas, y que termine por consolidarse en el tiempo.

Los títulos de los relatos incluidos en este volumen, que aparecen ordenados alfabéticamente según el apellido de los autores, son los que siguen: «La luz de sodio», «Realidad aumentada», «Una nueva amante», «Láminas intercaladas», Sombras en un espejo», «La cúpula azul», «San Borondón», «En aquella noche de amor cibernético», «Rescatando la historia», «Los comedores de piedras», «¡Allá ustedes!», «Adiaforia» y «A la espera»

Si quieren, por allí nos veremos... Un saludo

martes, 21 de septiembre de 2010

Ignacio Gaspar sin historias ni cuentos

Que la vida está llena de pequeñas y grandes coincidencias, no es nada nuevo. Que las coincidencias sean interpretadas como designios, oráculos y demás teleologías, tampoco. Sin embargo, en lo que sí creo es que ellas por sí mismas expresan el desenvolvimiento de nuestras propias vidas, el extraño hilo de su sentido, la ósmosis del encuentro con el mundo.
Para el programa de esta tarde en Radio Unión, andaba yo buceando y releyendo cosas de Ignacio Gaspar metidas hace mucho en los cajones del Sur y me encuentro un artículo de Leopoldo O'Shanahan sobre los escritos de Ignacio: "Merodeo en la narrativa de Ignacio Gaspar. A la historia sin cuento" (Taramela, 4). ¡Ah, Leopoldo O'Shanahan! el escritor que reseñaba Juan Royo en la última entrega del Volandero Cultural La Gatera. En él se hablaba de su novela La derrota del chivo y del paisaje sureño que abordaba en ella. Ya entonces me llamaron la atención la citas textuales de esta novela, y ahora compruebo, además, el grado de afinidad con Ignacio Gaspar. Creo que el artículo publicado en Taramela es válido para las claves literarias de ambos y ya tengo ganas de tropezarme con la novela de O'Shanahan.
De Ignacio Gaspar dice O'Shanahan que "deja al descubierto los estratos basales de la mentalidad isleña para consignar el oscuro germen de una dirección hacia el sentido de un vivir, súbitamente traumatizado en su evolución cultual y cultural. (...) Son 485 años de confusión. Por eso no existe al compás de este pasado una cronología definida en el cuento, sino unas genealogías que anulan el tiempo y lo extrapola a las relaciones de filiación para destacar la eviterna presencia del problema. (...) 485 años después del año de la Nana es un cuento de título significativo. Anticipa el subsistir de una tradición oral preservada de la aculturación polifágica, esa encubierta política de un multisecular escolasticismo aristotélico que es sustento del medioevo canario en tránsito. El relato guarda el sabor de las cosas tempranas gastadas por la huella de innumerables viejas manos, y destaca la excepcional memoria verbal de las sociedades iletradas (...)".
Sí, el particular universo narrativo de Ignacio está en el Sur, en el mundo agrario y agreste del Sur; poso existencial, cosmogonía, historiografía, oralidad... para la trascendencia literaria sin ningún afán meramente descriptivo, sino para la expresión del fondo telúrico de las vivencias en un Sur que se quiere universal; y, así, piensas en todos los sures del mundo, en tantos lugares con sabor a polvo y a vidas quebradas por la ignominia, en la decisión de ir contra un statu quo, en las ilusiones infantiles, en las maldades de los hombres y la búsqueda de nuevos parajes y ambientes... En fin, todo eso de las luchas y los afanes.
Sí, Gaspar es mucho más que resistencia cultural, que rescate de psicologías y mentalidades de un lugar, es la voluntad del narrar lo humano a partir del mundo que mejor conoce, sin reduccionismos, al encuentro del universal con el sabor de la vivencia.
Cuando en los setenta los escritores de 'La Capi' descubren al 'escritor del Sur' eran tiempos de entrañas y vacaguarés, a los que el propio Gaspar sucumbió, pero me parece que ya es hora de desprendernos ese encorsetado estereotipo psicopolítico y descubrir más libremente su literatura, esa personalísima prosa que tantos buenos ratos nos ha dado. Ay, JMª., aquí sí estoy contigo, por un momento olvidémonos de las historias y sus metáforas, y degustemos también el ungüento narrativo. Sin duda merecerá la pena.

viernes, 17 de septiembre de 2010

El punch y los itinerarios

Leo Los días prometidos a la muerte y el ánimo me lleva a saltarme el orden de lectura establecido en el libro. Se trata de una compilación de relatos y eso te da esa libertad. Nada especial, por otro lado, pero leo El batallón perdido de los conversadores platónicos como vertrebrador del nuevo impulso literario de Javier Hernández. Seguramente me equivoco, pero en la radio me comentaba Javier el personaje que inspiraba este relato, y en ese hicapié instalo mi orden de lectura. De todas formas, lo del nuevo impulso literario no va por ahí sino por esa vuelta de tuerca en su línea narrativa. Ya se dejaba ver, por momentos, en sus dos primeras entregas, pero ahora se convierte en senda constante, repleta de mitologías literarias y escondiendo el itinerario final de los personajes. Me gusta ese punch, y auguro más delicias pal futuro. De momento parece que ya viene otra novela. Lo siento Jesús, pero deberás ir abandonando eso de "promesa" para este autor, pues viene pisando muy fuerte.
Esta mañana se presentaba cálida, casi atorrante, pero termino de componer las imágenes y textos para la exposición colectiva del sur. No quiero que me pille el toro. Me monto en la línea férrea de la ciudad y trato de dejar los archivos ya listos para la impresión. En el trayecto sigo la lectura de Javier, un momento perfecto para eso. Entre los chirríos de los hierros las frases de estas historias circulaban con un sabor especial; como afilando el arma homicida, un extraño cálculo de fierro percutor, un halo frío de proyectil, un personal ángulo de corte en la navaja... El hierro de la modernidad sigue teniendo su misticismo, su imantada atracción en las vidas de los urbanitas, la representación del poder y la fuerza, la dominación absoluta de la materia y de las vidas...
Una vez le dije a Jesús que había que meter al tren en nuestras historias. Cuando eso el tren todavía era novedad en la ciudad, metiéndonos de lleno en la vida moderna, descubriéndonos otra ciudad, otro ritmo vital. Ahora ya casi se está convirtiendo en un lujo cogerlo para trayectos cortos. Quién lo iba a decir, cuando esto es transporte de pueblo pueblo. Bueno sí, algunos lo decían, mientras, los de siempre se frotaban las manos.
Esta tarde vuelvo a cogerlo en dirección ciudad de los Adelantados, una amiga me espera para entregarle ejemplares del Gofio Estelar, dice que tiene compradores/lectores. Mientras hago tiempo para que aparezca mi amigo Álvaro, que le interesa otro ejemplar, me acerco al Instituto de Canarias Cabrera Pinto, donde se expone Horizontes Insulares, otra de las criaturas de Septenio. Me llamó la atención las video instalaciones anticastristas de la cubana Sandra Ramos; animaciones de humor cínico como "Naufragio", "Sitema solar", "Escape", "Retrato de náufrago" o "Carrera de relevo". En ésta última, la propia isla convertida en testigo que va pasando de mano en mano por personajes arquetípicos de la historia de los gobiernos de Cuba. La entrega de Fidel, que corre ligero veloz hasta que tropieza y da su barriga contra el suelo, saltando por los aires el testigo-isla, y lo recoge... No, no voy a decirlo para no estropear el final.

martes, 14 de septiembre de 2010

Atraco en el Arkaba

Esta tarde nuevamente por la radio. Pagos y encargos de por medio con Anghel, la recopilación de relatos de Javier Hernández recién sacada de la imprenta, Jesús mosquiado por algunas ausencias, el jefe supremo también por algunas cuestiones de finanzas, supongo, como casi todo el mundo. "Los días prometidos a la muerte" nueva entrega literaria de Javier con ediciones Aguere e Idea. En el programa hablamos de esta obra, de novela negra, de Mankell, de Pepe Carvallo, de la quema de libros... ¡qué sé yo! Lo de siempre, tertulia cultural con recomendaciones, esta vez, para leer a Alexis Ravelo. Yo, mientras, comienzo a leer estos relatos de Javier. Empiezo por el último, "Lesb boiled", un especial ajuste de cuentas entre lesbianas. Y me fijo en el cuchillo ensangrentado de la portada; con esa sonrisa perversa y el especial brillo de su mirada. Cachonda e irreverente la introducción de Jesús, "No pida fiado, este libro no se fía de nadie". Sólo a él se le ocurre matar al autor desde el comienzo del libro. Mientras unos tal Herar y Charlín le amenizan la presentación en el Teatro Leal, algunos sólo pensaban en la bala de plata creyéndose craneal y encefálica. Lo del Arkaba vino después, y ni siquiera les hizo falta sacar la pistola. Ay que joderse, todo sea por el lejano recuerdo de los fetasianos, pero a mí ya no me cogen más, Jesús. ¡Los atracados fuimos nosotros!

viernes, 10 de septiembre de 2010

¡Ay, baby baby...!

Anoche revolteaba por varios blogs después de un tiempo al margen de estas deliciosas páginas. En uno de ellos llamó mi atención el vídeo de Hound Dog Taylor y Little Walter. Al escuchar "Wild About you baby" mi espíritu se aquieta y vuela lejos con el dulce y encantador tintineo de la guitarra de Hound Dog Taylor, en lírica perfecta con la cadencia general de la canción. ¡Ay, baby baby...!

Yes I'm wild about you woman
But you don't treat me right
Yes I'm wild about you baby
But you just treat me right
Well you leave home in the moring
And you won't come home tonight

I'm gonna find me somebody
I'll tell ya what I'm gonna do
I'm gonna find me somebody
I'll tell ya what I'm gonna do

Well if things don't change
I'm gonna get rid of you, oh yeah!

Well I'm leaving in the moring
And I really don't want to go
Yes, I'm leaving in the moring
And I really don't want to go
Well you got somebody
And you don't want me no more

Ain't that a pitty
Oh ain't that a crying shame
Ain't that a pitty
Oh ain't that a crying shame
Well the woman I love
She's in love with another man

http://www.youtube.com/watch?v=gtnJM8iUy38&feature=player_embedded

"Loco por ti nena"

Sí estoy loco por ti mujer
Pero no me tratas bien
Sí estoy loco por ti nena
Pero sólo me tratas bien
Ay te vas de casa por la mañana
Y no vendrás esta noche

Voy a conseguirme a alguien
Te diré lo que voy a hacer
Voy a conseguirme a alguien
Te diré lo que voy a hacer

Ay si las cosas no cambian
Voy a deshacerme de ti, oh sí!

Ay me voy por la mañana
Y realmente no quiero irme
Sí, me voy por la mañana
Y realmente no quiero irme
Ay tienes a alguien
Y no me quieres más

No es una lástima
Oh no es una auténtica pena
No es una lástima
Oh no es una auténtica pena
Ay la mujer que amo
Está enamorada de otro hombre


... ¡Ay, la mujer que amo está enamorada de otro hombre! (traducción a petición de J.)¡Cojonudo! Esto me recuerda el programa radiofónico de "Blues del Sur" que este verano grabamos Quico y yo, ja ja. Esta vez a propósito de la película "Cadillac Records", con la historia del sello de los hermanos Chess y con cantantes tan importantes como Muddy Waters, Little Walter, Howlin Wolf, Willie Dixon, Chuck Berry. Imprescindible para quien quiera acercarse a este mundo de los bluesman y sus canciones.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Reencuentros

El pasado martes volvimos a vernos las caras en el programa tijuanero de Radio Unión. Encuentro con nuevo tripulante y algo de tensión inicial en algunos de los contertulios habituales después de las últimas desavenencias con el capitán del barco. En fin, cosas del guión tijuanero, menos mal que la cosa me pilló de playero familiar por el sur. Ya le recomendaba yo a Jesús hacer un alto en el camino, pero... Saliendo de la Radio le preguntaba a J.Mª. si no iba a ver el partidazo que había después entre Argentina y España; él se encogió de hombros mientras reía socarrón. Pues nada, vaticinaba yo en una entrada anterior (Leo-León-Lionel) que para los grandes como Messi siempre habrá una segunda oportunidad; con la figura del padre/Maradona 'muerto', el fútbol siempre le ofrecería una segunda oportunidad. Pues así fue, mucho antes de lo que esperaba, desde luego, para disgusto de la marea roja. ¿Quién sería el de la feliz idea? Cuando no se tiene nada que ganar y sí mucho que perder (todo lo contrario a Argentina) aceptar un partido como ese es de poco inteligente. A tan solo un mes y medio de conseguir el cetro mundialista, ahora casi parece que deberíamos entregárselo a ellos. De nada sirve ya decir que si no estaban ni unos y ni otros. Por cierto, para que no digan que Pedrito no da pases de gol y no le da otra marcha a la selección, que vuelvan a mirar el partido, pol favol.
J.Mª. me insistía en qué había hecho todo este tiempo. Pues nada extraordinario, lo que muchos con hijos pequeños; airearlos para que no nos vuelvan locos. Pero entre col y col... Y ahora, otra vez por este bosque de cenizas y esperanzas.