Ayer cuando iba rumbo al Sur, a la altura de Añaza me veo en el mar, allá a lo lejos, una estación petrolífera. Impresionantes sus torres metálicas emergiendo del océano. ¡Joder! Pensaba que los yacimientos petrolíferos estaban frente a Lanzarote, no por aquí. Hoy me comenta Jesús que ahora esa plataforma está frente a San Andrés. ¿Será la misma y tan sólo se trataba de un remolque coyuntural? ¿o es otra diferente y los yacimientos se extienden por toda la costa de Anaga? No me costó demasiado imaginar el horizonte inmediato salpicado de estructuras similares, por aquí y por allá, en grupos de a tres y de a cinco... El nuevo maná de los chicharreros del siglo XXI. Seguramente todo fue un espejismo, como el maná fubolero del Tete de esta Liga. Puro espejismo. La deriva de un equipo ante miles de ojos desorbitados (todavía no nos lo creemos), miles de bocas sedientas ya de venganza. Eso es lo que me mantiene en la grada; el circo romano bajando el pulgar al unísono, la masa enardecida levantando el brazo amenazante. Pura tragicomedia hoy en el Heliodoro. Hasta Jesús se levantaba a aplaudir efusivamente el tiro hiperdesviado de Ricardo o el pase errado de Julio Álvarez. Que siga el espectáculo, todavía seguimos esperando al maná.
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