miércoles, 27 de abril de 2011
Tijuana ¿horizontal?
La invitación hoy a Ánghel y su antología G 21 fue todo un acierto; dio juego al debate y a la discusión de ideas, un programa ágil, literario, entretenido y con cosas que decir por parte de todos. Más aire fresco para la frontera comanche. Tendré que preguntar a alguna oyente para confirmar vibraciones.
En Atlantic City la serpiente advierte que ya prepara terreno para la futura mudanza. Más aire fresco si no fuera por (o a pesar de) las razones del cambio. El nahualt estableciendo hipótesis sobre el Sáhara y los movimientos españoles prosaharagüis. Algo bueno creo que saldrá de ahí a pesar de los centímetros y las veleidades de las epopeyas areniscas. Jesús se va a fumar fuera y le digo que avise si ve a las cariátides caminando hacia el hotel de al lado. El Capitán América sumamente preocupado por la indumentaria a llevar en su acto académico del viernes. No hay coincidencia de criterio estético con su nuevo ayudante para el audiovisual. Yo le comento que podría prestarle el birrete de mi hija la mayor, aunque es rojo y de borla un poco gastada, y no reúsa del todo. Ya veremos.
Mañana comenzaremos a echarle un vistazo a la island new generation (por fin, casi no consigo ejemplar).
domingo, 24 de abril de 2011
Breviarios...(V)
viernes, 15 de abril de 2011
Breviarios...(IV)
jueves, 14 de abril de 2011
Rembétika
Muchos han encontrado similitudes con otras músicas ‘de raiz’, como el tango, flamenco, blues, fado… ritmos todos ellos de origen marginal, que beben de la sabiduría popular en contextos de una vida dura en barrios bajos; ritmos todos ellos donde la voz (las letras/lo narrado) y el baile (lo corporal/coreográfico) tienen marcado protagonismo; ritmos todos ellos para la performance de sus propias vidas cuya fuerza dramática es convertida en un acto de catarsis casi en el pleno sentido de la poética aristotélica.
Sotiria Leonardou ¡impresionante! canta “Kaigomai”, que es una de las más conocidas canciones rembétika, pues formaba parte de las canciones de la película "Rembetiko", de Kostas Ferris (1983). Esa película trataba de contar la propia historia de este género musical a través de la historia real de la cantante Marika Ninou. La película recibió el Oso de Plata en el Festival de cine de Berlín de ese año y tuvo mucho éxito en Europa y festivales de cine internacionales. La banda sonora de esta película es todavía considerada una de las mejores bandas sonoras griegas.
Por ahí conseguí la traducción de esta portentosa canción:
Cada vez que nace una persona
nace un dolor
y cuando la guerra recrudece
la sangre no se puede medir
Me quemo, me estoy quemando,
¡échale más leña al fuego!
Me ahogo, me estoy ahogando,
¡arrójame a lo más profundo del mar!
Juré por tus ojos,
que para mí eran sagrados,
que la puñalada que me diste
la convertiría en risa para ti.
Me quemo, me estoy quemando,
¡échale más leña al fuego!
Me ahogo, me estoy ahogando,
¡arrójame a lo más profundo del mar!
Pero tú allí, en lo más
hondo del infierno...
rompe la cadena...
y arrástrame hasta allí contigo,
yo te bendeciré.
Me quemo, me estoy quemando,
¡échale más leña al fuego!
Me ahogo, me estoy ahogando,
¡arrójame a lo más profundo del mar!
(…)
¿Serán griegas como ésta las que esperamos encontrar en Atlantic City? Seguro que sí.
miércoles, 13 de abril de 2011
Un cuervo en mi ventana
--No no, yo no vi nada. Hablando como siempre. A la espera de alguna cariátide perdida por Atlantic City, pero nada. Como dice Campanilla, ellas ya lo saben y se esconden.
Tendré que continuar, pues, con mis entradillas musicales, a ver si es verdad que la música seduce a las fieras. Lo que si vi esta tarde es uno de aquellos capítulos maravilla de "Historias para no dormir", con Chicho Ibáñez Serrador. Concretamente El Cuervo, con texto original de Luis Peñafiel, y como protagonistas principales a Rafael Navarro, Luis Peña, Paloma Valdes, Nelida Quiroga y Javier Loyola. Todo viene por la noticia que Fresnadillo va a rodar una nueva versión de esta historia basada en Edgar Alan Poe. No sé cómo la va a enfocar él, pero sí recordaba algo de nuestra versión televisiva y quise refrescarme la memoria. Sé que a la serpiente le gustará especialmente verla de nuevo. Bueno, en la de Chicho Ibáñez, se narra una pequeña biografía de Edgar Alan Poe en torno a ese famoso poema, comenzando la historia por el momento del reconocimiento de su cadáver en la morgue del Washington Hospital de Baltimore, en 1849. Es el reverendo Rufus Crisbul quien la hace, reconociendo además su rivalidad personal y literaria con el fallecido Poe. Cuando tras la identificación el doctor le pide al reverendo los datos para el registro de su muerte, éste le va diciendo nombre, apellidos, edad, estado civil... pero al llegar a la pregunta de su profesión, éste le contesta:
--practicaba la egolatría. Envidiaba a todo el mundo.
--Le he preguntado por su profesión.
--De ella le estoy hablando. Además, cuando esas ocupaciones se lo permitían, se dedicaba a escribir. ¿Cómo murió?
--Lo encontraron tirado en una calle y nos lo trajeron. Cuando volvió en sí fue para caer en un ataque de delirium tremens del que no salió hasta su muerte. Hubo que atarle a su cama. Aullaba de terror creyendo ver seres deformes y extraños que le perseguían, fantasmas, cadáveres insepultos, monstruos... Una víctima del alcohol.
--Y de sí mismo. Yo le conocí en Filadelfia, donde dirigía el Graham's Magazine.
...Y, dicho sea de paso (esto lo digo yo), cuyo cargo no le importó sutituir para dejar al pobre Poe en la calle. La curia y su doble moral de siempre.
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Así es, en el primer aniversario de este blog, y el cuervo diciendo ¡Nunca más!... ¡Nunca más!...
domingo, 10 de abril de 2011
Entre palo y palo
viernes, 8 de abril de 2011
Suyo para siempre, mi ardiente Passiflora
La pulpa de su fruto, amigo mío, es tan aromática, refrescante y de explosivo sabor cítrico, que perderás tino y propósito hasta no saciar apetito. Pues es comestible, aunque ácida en demasía cuando no está muy madura y llena de cientos de semillas cuyos pequeños envoltorios carnosos conservan el ansiado líquido. Es por ello que se deba exprimir con suma paciencia y cuidado. Y es que a pesar de que se la pueda tomar directamente cruda o en su jugo, a Passiflora generalmente se la usa para confitería y brebajes varios de coctelería o mistelas.
¡Échate un palo, Ramón! ...me decía Barbadina, planta rastrera pero trepadora, que en un descuido sabe enredarse en los cuerpos vecinos para mayor esbeltez y enaltecimiento de su belleza, pero en abrazo tan fiel que a duras penas se desata.
¡Échate un palo, Herar! ...me decía Pasionaria, que con la concha de mi fruto se confecciona un dulce en almíbar muy particular.
¡Échate un palo, Cuervo! ...me decía Parchita, que con el producto de mi tierna flor podrás hacer infusión que calme tus ansiedades e insomnios. Y si no es así, hazte cataplasma que cure tus heridas y quemaduras. Y si tampoco es así, prepara vapor que te libere de cualquier dolor de cabeza que te aqueje.
¡Y del aguardiente, qué! ...les decía yo, timorato.
Bah ...me contestaban, eso es solo el complemento a nuestras esencias, que te alegrará el alma y el vientre, mientras nuestra labor termina el cuidado que te promete.
Está bien, está bien ...les contesté yo. Y así me dejo llevar, en esta dulce noche, por el cálido ronroneo, recordando desde la lejanía aquellos tiempos del Llano y la Sierra, entre La Guajira y Valledupar.
Sonia Volandera
miércoles, 6 de abril de 2011
Breviarios...(III)
Devaneos auditivos
viernes, 1 de abril de 2011
Óscar Domínguez, la sangre de le Dragonnier des Canaries
En fin, el caso es que estuve el otro día por el TEA y aproveché para ver la exposición Oscar Domínguez. Una existencia de papel. Al entrar tuve que pagar 2,50€ (precio de residente, además) "¿Pero no decían que era gratuita?" Le digo. "No no, eso fue el día de la inauguración" Me contesta. "Ah, pensé que había leido algo de 'gratuito'..." Pues nada, a pagar. Ahora, sin embargo, me fijo mejor en la propaganda del TEA que me llega al correo: "La visita es gratuita al adquirir el ticket de entrada" Vaya, ahora lo entiendo: es gratis pero una vez hayas pagado. Ya ya, ya me van quedando claras las cosas. ¡Lo que hay que ver! Bueno, como decía, el caso es que estuve por allí para sorprenderme con cosas que aún no había visto de Domínguez, así como de la puesta en escena para esta ocasión (algo había visto en una foto publicada de la inauguración, con lo que parecía una especie de chorro de algodones volando hacia el techo en forma de arco.
El tema del dragonnier y el drago siempre me había seducido, y al ver en directo el cuadro "Drago", de su primera época surrealista, me impresionó su oscuridad (quizás es un tema de conservación). El cuadro lo conocía por fotografías y parecía más luminoso. La verdad es que la iluminación tampoco ayudaba y, én éste como en muchos otros, los reflejos eran realmente incómodos para verlo. No sé cómo no han solucionado mejor ese aspecto. Te tienes que mover de un lado para otro hasta lograr evitarlos, pero siempre perdiendo la verticalidad y la visión frontal.
Este "Drago" de Domínguez es hermoso y exuberante, con una gran copa como la del famoso drago de Icod, aunque me han dicho que en Tacoronte hay otro ejemplar aún más viejo que aquél (no, no es el de la carretera general, es otro), con lo que es probable que fuera ese el que tuviera en su mente el pintor, pues de todos es sabido su vínculo familiar con ese municipio. El mundo subterráneo de ese drago es onírico y sensual. En la copa del drago, un viejo león sentado, como símbolo de sabiduría y fuerza, las hojas de su fronda son largas y lanceoladas, ofreciéndose como mil dagas verdes a los cielos y vientos. La arboladura de ramas y troncos es sinuosa y enmarañada, y es en algunos de donde salen pequeños hilos de sangre; ¡es un drago poderoso y sangrante!
Para los guanches el drago era una planta sagrada, cuya resina rojiza (por lo que se asimilaba a la sangre) tenía múltiples usos, destacando particularmente el de ser uno de los ingredientes básicos para el mirlado de los muertos, por sus cualidades astringentes, paso previo a la momificación.
En los textos griegos clásicos se hablaba del Jardín de las Hespérides, allá en el lejano oeste por donde se ponía el sol, cerca de las cordilleras del Atlas, casi al borde mismo del mundo. En este Jardín se encontraban los árboles de las manzanas doradas que otorgaban la inmortalidad. Para custodiar tan preciado bien, la diosa Hera había puesto un dragón de cien cabezas, llamado Ladón, teniendo la particularidad de reproducírsele en mayor número cualquiera de esas cabezas que le fuera cortada, haciéndolo invencible. Dicen del drago, que si le cortan uno de sus ápices, rebrota con varias ramas por su borde, al igual que ocurre de forma natural después de su floración. Todo ello va favoreciendo esa estructura de brazos tan característica de los ejemplares más viejos, y que probablemente incidieran en considerarlo como la encarnación vegetal de aquel mítico dragón, dando origen a su nombre científico, dracaena draco.
Esa función conservante y sagrada indígena, la propia extrañeza y grandiosidad de la planta (ni siquiera es un árbol sino una hierba gigante), así como la identificación con el dragón del universo mítico clásico y el hecho de que 'sangrara' para fabricar con ello prodigiosas pócimas, lo han convertido en un poderoso totem isleño. Totem, que la sensibilidad de nuestro pintor surrealista ha sabido engrandecer.
Por último, y a propósito de la sangre del dragonnier, recuerdo que una de las más bellas leyendas de estas ínsulas habla de cómo un viejo dragón voló por estas tierras sintiéndose herido de muerte. Seguramente fuera Ladón después de su encuentro con Heracles, quien burlara su vigilancia del Jardín de las Hespérides, llevándose las manzanas doradas. Cuentan que, antes de caer muerto, en sus agonizantes vuelos, iba dejando caer gotas de la sangre que brotaba de sus heridas, y que de cada una al llegar al suelo, nació un árbol. Un árbol que no es árbol, sino hierba, hierba gigante y milenaria que se nutre del propio ánimo del dragón, justo antes que la diosa Hera le despojara definitivamente de todos sus privilegios inmortales en venganza por haber dejado que robaran el preciado fruto de su Jardín.
Jesús, ahora te toca a tí entonar un bello poema de esta historia. Un poema épico a la vieja usanza, pero con la impronta tierna y guerrera que los nuevos trovadores como tú sólo le saben dar, escritor de raza como bien dice el prologuista JMª.