Los equipos deportivos son siempre de algún lugar y, en alguna medida representan a su paisanaje en sus anhelos y conflictos, pero el fútbol, particularmente, es un juego colectivo que se trasmuta en la colectividad misma por el grado de seguimiento y de apasionamiento que genera; es la dramatización perfecta de las euforias sociológicas y de las ansiedades colectivas; es el rito, la sublimación, la anamnesis, la síntesis, y... en un Mundial, es la épica visualizada del propio despliegue del espíritu hegeliano... ¡Quién da más!
Bueno, pues después del regreso de nuestras legiones a Roma en olor de multitudes, algunos con bandera autonómica incluida, dejo ya este largo excurso que el cuerpo me pedía por el nacionalismo deportivo. Y ahora me tocan unas merecidas vacaciones de este blog (al menos). Uf, y es que con estos calores saharianos me quedo bajo mínimos, menos mal que en unos días emigro a territorios sakespearianos. Si me quedan ganas, algún otro día escribiré de eso.
martes, 13 de julio de 2010
lunes, 12 de julio de 2010
Mareas de rojo lunar
Seguramente, ayer pesó más la historia negra de los malpagados Tercios españoles en los Netherlands, que el despliegue de estrategias y habilidades futbolísticas de los de Marjiwk. Holanda transformada en el negativo de aquella foto histórica de la Amberes de 1576. La cuestión, sin embargo, no era la vorágine de los que se sienten fuertes al tiempo que miserables por las demoras en las pagas, sino de los que se sienten en inferioridad pero merecedores a toda costa de una copa demasiado esquiva, una deuda a cobrar por lo legal o lo penal. Vamos, igualito que en los Tercios. Ya lo advertía Marjiwk, "llevo más de dos años soñando con enfrentarme a España"... el antifútbol, el bilardismo, lo peor de la furia española trasmutada de Oranje por el reverso de la historia. Van Bommel, De Jong, Heitinga... convertidos en piqueros y arcabuceros de escuadra. La formación se replegaba invulnerable bajo la aquiescencia de Howard Webb, que cuando se veía obligado a tomar cartas en el asunto igualaba, con el mismo castigo, una entrada de karateca a un toque de tobillo en la pugna por el balón.
En fin, "Ganó España, goleó Iniesta y triunfó el estilo Barça", apostilló un Johan Cruyff, barriendo para casa, pero avergonzado y entristecido por la imagen de fútbol que dio la selección de su país. Ojalá hubiera ganado Brasil sus eliminatorias, quizás, ahora estaríamos hablando de fútbol, de jogo bonito, de goles, de una gran final para recordar en los anales de este juego. ¡Lástima! Ganamos el Mundial, pero casi que nos han robado el fútbol. Y es que no da igual ganar de cualquier forma y a costa de lo que sea. Pero ya me lo advertía Pedro el Pejeverde, esta marea ya no hay quien la cambie hasta que no venga la luna creciente. Y... el pulpo tanbién lo sabía.
En fin, "Ganó España, goleó Iniesta y triunfó el estilo Barça", apostilló un Johan Cruyff, barriendo para casa, pero avergonzado y entristecido por la imagen de fútbol que dio la selección de su país. Ojalá hubiera ganado Brasil sus eliminatorias, quizás, ahora estaríamos hablando de fútbol, de jogo bonito, de goles, de una gran final para recordar en los anales de este juego. ¡Lástima! Ganamos el Mundial, pero casi que nos han robado el fútbol. Y es que no da igual ganar de cualquier forma y a costa de lo que sea. Pero ya me lo advertía Pedro el Pejeverde, esta marea ya no hay quien la cambie hasta que no venga la luna creciente. Y... el pulpo tanbién lo sabía.
domingo, 11 de julio de 2010
Abades, entre los Tercios y la ruta del Descubrimiento
Hoy es un día que promete emociones fuertes. Sea cual sea el resultado, la emoción embriagará nuestras narraciones futboleras y nacionales. Dos grandes frustraciones asisten a la gran final; la de la eterna finalista, pero segundona al cabo, y la de la eterna aspirante, pero eliminada a las primeras de cambio. Dos historias entrecruzadas en el tiempo desde la época imperial y de los consabidos Tercios de Flandes hasta la última época de monarquía democrática con el talante de Johan Cruyff como articulador y aglutinante de la mejor evolución del fútbol en los dos países. "Estoy muy contento que estos dos equipos vayan a jugar la final... Pase lo que pase, gano yo" afirmaba Cruyff en la entrevista periodística de hoy, y lo de ex-Presidente de Honor "ya no tiene marcha atrás", sanjaba el 'Jefe'. Malas noticias para el Barsa, y malas noticias para la ciudad, después de la radicalización post Tribunal Constitucional. Volvemos a los tiempos setenteros del multitudinario paseo de Gràcia clamando Estatuto autonómico. Quien pensara que la marea roja resolvería todos los problemas cuasisegregacionistas de este país... Sin embargo, no es mala metáfora para un país que pretenda seguir unido, siempre y cuando no hagan caso de las lenguas viperinas instaladas en los aledaños de las moncloas centralistas, siempre que construyamos un país articulado, moderno y realmente democrático y plural, siempre que abandonemos definitivamente la caverna imperial y la de su contrario ombliguista y caciquil (auténticos complejos de inferioridad y superioridad). Lo dicho, muchas frustraciones y ambiciones convergerán en un solo partido, en un solo juego, pero por ello mismo fiel al espíritu de la historia hegeliana en su despliegue terrenal para solventar, finalmente, cualquier contradicción en la síntesis perfecta de lo devenido, de lo que ya no podrá ser de otra forma, en el aplastante decurso del tiempo y el deseo siempre ambiguo de trascendencia.
sábado, 10 de julio de 2010
Celebros...
"Mejor Pedrito que Pedro" titulaba uno en El País de hoy, y no es una mera cuestión nominal, sino la reducción de Pedro a la infantilidad futbolística. Y me tocó los cataplines. La estupidez (cuando menos) y la cerrazón madridista no tiene límites. Argumentaba, encima, que era la jugada que le hacía falta a Torres para recuperar su autoestima, o sea, Madrid como ombligo del mundo. También los hay por aquí, en esta isla, que le recriminan la jugada a Pedro por no dar el pase a Fernando Torres (Jesús hablaba de alguno en territorio de Saint Andrews). A los traidores siempre les ciega la realidad, ya no se acuerdan de todo lo que le dio al equipo español: movilidad, agresividad, defensa, ataque, visión de juego, pases de gol, tiros a puerta, vida, alegría... Recordando esto nadie diría que lo hizo en 60 minutos, menos de un partido, y ante Alemania en una semifinal mundial. Hasta Llorente demostró en menos de 15 minutos que podía cambiar radicalmente el ataque español, pero también habrá que recriminarle por ello que no rematara a gol (es riojano y del Bilbao). Me decía esta mañana mi suegra (nacionalista convencida, tendría que haber asistido al acto de ayer en El Faro para formar tandem con Orlando Cova) que le había dado sentimiento el otro día ver San Isidro lleno de banderas españolas por la selección cuando el día que subió el Tenerife a primera no vio ni una de nuestro equipo por su pueblo, sólo la de ella. Esto también es un hecho sociológico a analizar. Cuándo sabremos apreciar lo que tenemos, aunque sólo sea por cultura general. Y, mientras, ya vuelven otra vez con la historia del pulpo. Tal vez tendrían que ponerlo de sustituto de Del Bosque. ¡Ah no, que ese también es de Madrid!
jueves, 8 de julio de 2010
La inteligencia del cefalópodo
Hay cantos de sirena que hieren el alma. Nunca sabes si te enamoran o si simplemente te ablandan el corazón para engullirte mientras pides su abrigo. Nunca sabes si realmente los oyes porque están ahí o porque los necesitas para un desconsuelo que no entiendes ni imaginas. Las olas caen dulces en las calmas del verano, pero la marea nunca la puedes perder de vista. La mar no es traicionera, siempre avisa, pero tiene su propio lenguaje. Hay que conocerla bien para saber qué te quiere contar y estar prevenido, porque su simple caricia puede llevar la fuerza de mil gigantes, hasta arrastrarte hacia sus adentros para siempre. La marea es roja, esta vez, y sé lo que me quiere decir, pero hay una constelación de esmeraldas en ella que me intrigan y fascinan. Los Messis de Low, supongo. Pero hubo uno con el que no contaba, con el que sólo unos cuantos contábamos, una esmeralda de brillo eléctrico en un bosque de elefantes blancos que trotaban sobre una alfombra roja.
Mientras el Deustche Bank rectifica por haber apostado a la caída financiera española, el octopus Paul, no tuvo dudas sobre a qué caballo había que apostar. Así, de sopetón, me encontré anoche, en el canal de rtve 24hrs, este cruce proverbial de noticias. Ayer, en mi viaje al sur, buscaba detalles para leer el designio de la dialéctica hegeliana del Mundial, y no los vi por ningún lado. Hoy, sin embargo, en el aparcamiento del Mercadona me encuentro sobre el muro una tórtola muerta. Yacía panza arriba, decapitada, patitas inertes pero relajadas... siete moscas verdes revoloteaban zumbando a su alrededor… No sé bien qué me quiso decir esta otra escena, esta pequeña performance del ciclo de la vida. Habrá que preguntarle al nuevo oráculo de los mas media, a la inteligencia suprema, al ser pensante, al cogito ergo sum del mar de todos los mares, al juicio sintético a priori en su máxima expresión.
Jesús llamó y hablamos… Los callados están más tranquilos hoy en la playa de Las Toninas, después de la resaca de anoche por las costas del Porís. Hasta que no cambie la luna no hay nada que hacer, dice Pedrito el Pejeverde. Y así será, seguramente.
Mientras el Deustche Bank rectifica por haber apostado a la caída financiera española, el octopus Paul, no tuvo dudas sobre a qué caballo había que apostar. Así, de sopetón, me encontré anoche, en el canal de rtve 24hrs, este cruce proverbial de noticias. Ayer, en mi viaje al sur, buscaba detalles para leer el designio de la dialéctica hegeliana del Mundial, y no los vi por ningún lado. Hoy, sin embargo, en el aparcamiento del Mercadona me encuentro sobre el muro una tórtola muerta. Yacía panza arriba, decapitada, patitas inertes pero relajadas... siete moscas verdes revoloteaban zumbando a su alrededor… No sé bien qué me quiso decir esta otra escena, esta pequeña performance del ciclo de la vida. Habrá que preguntarle al nuevo oráculo de los mas media, a la inteligencia suprema, al ser pensante, al cogito ergo sum del mar de todos los mares, al juicio sintético a priori en su máxima expresión.
Jesús llamó y hablamos… Los callados están más tranquilos hoy en la playa de Las Toninas, después de la resaca de anoche por las costas del Porís. Hasta que no cambie la luna no hay nada que hacer, dice Pedrito el Pejeverde. Y así será, seguramente.
miércoles, 7 de julio de 2010
Traperíos y otras veleidades
Esta noche al llegar a casa me encuentro la película de Paul Haggis, Crash, en la televisión. Una película que me impresionó cuando la vi en el cine hace unos años. Son varias historias entrecruzadas con los temas raciales, la violencia, los estereotipos, los prejuicios... funcionando en todas ellas, y con Los Ángeles de telón de fondo. La amalgama de historias de Crash me recordaba a la amalgama de historias que funcionan en nuestras propias vidas en cuanto a cómo reaccionamos unos con otros en el contexto de historias personales fragmentarias que se nos aparecen como verdaderos icebergs. Sólo vemos un pequeño fragmento del otro, mientras que lo que lo hace comprensible realmente queda oculto, sumergido en el vagabundeo de nuestras vidas. Un cierto sentido trágico de la vida, la inconmensurabilidad existencial, la arbitrariedad de empatías... ¡Qué sé yo...! Así me sentí hoy en la frontera de los tripulantes de Tijuana. No, no me gusta que me manden a callar de esa manera (y no he sido el único); no, no me gusta que hablen de alguien que lo está pasando mal sin echarle un cabo radiofónico; no, no me gusta que haya tripulantes de primera y segunda; no, no me gustan otras cosas y que me he callado por vergüenza radiofónica... pero aquí soy dueño de mis palabras, sin cortapisas o tan sólo con las que me impongo yo a mí mismo. Sí, todos queremos un mínimo de respeto y todos nos podemos sentir agraviados en algún momento, pero hay cosas de difícil digestión. Ya sé que no hay mala fe, si no ya sería hora de la retirada. Bah, mañana será otro día, el día de la roja con las estrellas verdes de Pedrito y Silva (una constelación por descubrir). Y no es una cuestión nacional, sino de fútbol, de fútbol hegeliano en lo que tiene de despliegue del espíritu del pueblo en su materialidad escénica, la dialéctica de los contrarios para superarse a sí mismos en una síntesis que nos haga cabalgar hacia adelante, pero sin un sentido teleológico que ya no se cree casi nadie. ¡Por Diooss, Del Bosque, aprende del sabio de Hortaleza y de los alemanes! ¡Marchémonos de este Mundial con dignidad y buen sabor de boca!
domingo, 4 de julio de 2010
Leo-León-Lionel
Lionel Messi, con la bendición del propio Diego Armando, estaba destinado en este Mundial a reencarnar al mismísimo Maradona del Mundial de México, cargándose a sus espaldas todo el equipo si fuera menester. Para qué un centro de campo creador y de contención, pensaría Maradona, dénsela a la nueva versión de mí mismo en el campo, que ya se encargará él de poner las cosas en su sitio. Pero uf, demasiado poso, demasiado agravio comparativo, demasiado universo contra el que luchar, diría Leo. Aunque Maradona es carne de barrio, superviviente del filo de la navaja, y no entiende de chorraditas psicopedagógicas... "¿Sos un hombre o no sos un hombre?"... Y yo me acuerdo de Bloom. No, Messi sí es un hombre, pero también un efebo futbolístico, un efebo que deberá 'matar a su padre' para poder hacer honor a su propio nombre y encontrarse a sí mismo, generamdo su propio espacio creativo. Eso ya es bien difícil en una selección y en un país con esa historia y ese culto endiosado al mago de todos los magos del balón. Todavía lo recuerdo de cerca, avejentado y gordo, calentando en el Heliodoro cuando jugaba con el Sevilla de Bilardo ¡Qué espectáculo! Y también en su inverosímil 'mano de Dios' que desequilibró un partido contra la Inglaterra de Gary Lineker, que luego dio paso a su jugada maestra, a la venganza de un país por las Islas Malvinas, al gol de todos los sueños de cualquier niño futbolista. Sin embargo, en una selección con el mismísimo Maradona de entrenador, siempre a escasos metros de ti, esa labor ya se vuelve por completo imposible. Ay Messi, tu Maradona es la figura del padre que te tiende el brazo por detrás del cuello para apoyarte pero que termina cerrando demasiado, asfixiándote, convirtiéndose en la figura del padre castrador, siempre esperando que seas como él, exigiéndote que repitas su gesta. Ahora bien, en tu interior sabes que a tí nunca se te habría ocurrido sacar aquella mano macarra para tocar esa pelota a la que jamás habrías llegado de otra manera (nunca fue igual a la tuya en un partido más de liga contra el Español, y sólo por pura coincidencia de trayectorias). Pero siempre habrá una segunda oportunidad, el fútbol (con permiso del 'Mago') siempre ofrece una segunda oportunidad a los grandes como tú. Quizás, fichando por la selección roja de las siete estrellas verdes ¡Piénsatelo!
sábado, 3 de julio de 2010
Dioses del Olimpo
¡España a semifinales!¡Quién decía que esto era sólo fútbol! En las calles de El Médano euforia total. Pitas, banderas, vuvuzelas, motos haciendo el caballito... Disparate total. Así es, símbolos, epopeya, narratividad... todo bendecido por la emoción más visceral en la performance callejera de la victoria. En San Isidro, me dicen, que el trafico se cortó por una riada de hinchas de la roja, los vehículos sólo pasaban a cuentagotas bajo palio de la bandera española y a modo de capotazo de nuestra fiesta nacional. En fin, una bendición para las esencias españolas (los del Estatut lo tienen chungo). Ya nos lo advertía la cuña prepartido asociando las grandes batallas militares de España a lo largo de la historia: Trafalgar, Lepanto, Bailén, etc. con los resultados de la selección en este Mundial. ¡Qué cosas! A ver quién les dice algo. La marea roja está servida, sólo espero que a Jesús le haya llegado a tiempo su bandera roja y gualda con las siete estrellas verdes bordadas en medio (Pedrito, Pedrito, Pedrito... tenías que haber metido ese disparo cruzado ¡Diooosss!), porque esto ya no hay quién lo pare. Bueno, Alemania ya son palabras mayores, son ¡Dioses del Olimpo! Joder, quién va a poder con eso. Ni el rosario de Maradona con su cara de argentinian gigoló pudo hacer nada.
Mi amigo Jürgen
Acabo de ver a los alemanes como una apisonadora frente a los maradonianos. Los vi en el bar Avenida, en el paseo marítimo de El Médano, junto a mi amigo Jürgen (JMª me corrige). Yo le iba nombrando a los jugadores alemanes que me gustaban, pero él nada, no conocía a ninguno, sólo a Messi, al Kun Agüero, Higuaín... Acojonante mi amigo Jürgen. Él reía con los goles de su selección, pero una risa sana, alegre, sin rencores pueblerinos, ni arrebatos espirituales. Todos allí estábamos con Alemania después del ambiente periodístico que Maradona se había encargado de caldear contra España. "¡Que ahora se vaya él a mamarla!" gritaba uno. "Nosotros, por nuestro idioma, tendríamos que estar con Argentina, pero ya estamos cansados de aguantarlos aquí" decía otro. Y mi amigo Jürgen no decía nada, sólo reía y reía con su cerveza fría en la mano. "Que nosotros le construimos un país y ahora vienen aquí a juzgarte por lo que tenemos. Que si tengo tal coche, tal trabajo... ¿Y lo que somos, qué? Los alemanes no son así, son educados y no se meten con los demás. Los alemanes nos traen dinero y aquí vivimos de eso. Los argentinos son unos salvajes, unos corruptos y unos gangocheros. Se creen que esto aquí es como en su país, pero esto es diferente, aquí no compras a la policía por un fajo de billetes como en su país. Así les va. Echaron a los españoles y ahora no hay quién los meta a camino. No señor, aquí no somos así y por eso estamos con Alemania. Maradona es como ellos, por eso lo tienen endiosado. Pues el Dios se ha ido pal carajo. Ya está bien". Jurguen no decía nada, él que sólo conocía a los jugadores argentinos, se contentaba con el fútbol, no hablaba de política ni de nada más que el juego. La gente siempre ve lo que quiere ver, pero esto, al fin, no es sino un partido. Un partido que se quiere nacional, pero no es más que eso y sólo cabe disfrutarlo por lo que es, fútbol, una maravilla de juego combinativo y habilidades personales, un despliegue estratégico de inteligencia y empuje físico. Sí, ya sé de todas las pasiones que desata, pero al final está el fútbol, y el fútbol lo puso esta vez Alemania. "¡La revancha del europeo contra España se está cocinando!" me dice el gallego que está a mi izquierda. Está bien, pero primero con permiso de Paraguay, que a estas alturas el que está ahí será por algo. Ahora en el ciber, mientras escribo esto, aparece mi amigo Jürgen que está exultante, consulta la prensa on-line de su país. ¡¡Alemania Dioses!! en grandes titulares, y ríe y... ríe... Finalmente, veo que esto es lo mismo en todos lados. Nadie se salva. El espectáculo está servido, pero mis dioses son más terrenales, están con los que no dejan de ser conscientes del espectáculo. Sí, fue un gran partido para los alemanes, pero dejémoslo sólo en eso, en fútbol. ¡Ojo con la feria de vanidades! qué fácilmente caemos en la trampa de la euforia. ¿Me pasará también a mí? Sólo si juegan el Chino Silva y Pedrito el del Dos, y terminamos igualmente por 4-0 gracias a ellos. Entonces sí, no habrá quien me pare el arrebato. Pero dudo que Del Bosque nos dé ese gusto. De momento a Silva lo tiene sentenciado desde que jugara ante Suiza. Ya dijo en una ocasión que Canarias estaba suficientemente representada con el de Arguineguín, respondiendo a la pregunta de si iba a convocar también al de Abades. No sé qué significa eso de 'suficientemente representados' ¿Esto qué es, una selección de jugadores o un equilibrio político de comunidades autónomas? ¿De qué hablamos, pues, de juego o de política nacional? Nada, no tenemos remedio, ni siquiera con Del Bosque, hombre comedido donde los haya.
viernes, 2 de julio de 2010
Bloom, canon-influencias-deslecturas
Ayer en la presentación del libro de Alberto Comas, Umbilical, salió a relucir el tema de las influencias literarias. Jesús, por ejemplo, encontraba elementos de La Divina Comedia en la novela y Alberto le decía que no la había leído, sin embargo, tampoco descartó tal influencia pues esas historias seguro que flotan en muchas de sus otras lecturas. Pepe Rivero se sumó a esta idea, afirmando que incluso sin leer nada de alguien, esas influencias están ahí flotando en el ambiente, en lo que nos decimos unos a otros, en lo que se piensa que puede ser valorado por los que te rodean, en los creadores (no sólo literarios) con los que te vas encontrando… Al final, el lugar donde estés te va condicionando quieras o no. No es lo mismo Francia que Alemania o que aquí en Canarias. Alberto había sacado a colación el Mapa de la deslecturas de Harold Bloom. ¡Joder, Bloom! Hacía tanto tiempo que no oía hablar de Bloom y me puse a repasar e indagar algo sobre su famosa tetralogía setentera The Anxiety of Influence, A Map of Misreading, Kabbalah and Criticism y Poetry and Repression. Había algo en el concepto de ‘deslectura’ que no me cuadraba con el debate improvisado de ayer, pero no recordaba bien y me entraron dudas. Hoy, ya de atrevido, quiero decir algo al respecto.
En clara empatía freudiana, Bloom elaboró su teoría del ‘efebo’, que al igual que en el drama familiar de Edipo, tiene que ‘matar al padre’ para encontrarse a sí mismo, es decir, para poder ser él mismo. El poeta-efebo angustiado por el abrumador peso de la tradición (los autores que considera sus precursores fuertes), al ser consciente de su condición tardía respecto de ellos, de sentirse ‘los últimos en llegar’, trata de no repetirlos, de encontrar su propio espacio creativo. Es el deseo de no ser anacrónico y del ‘ser algo más’ que mera mímesis, que es como la autoafirmación del yo estoy aquí, éste es mi tiempo y tengo que reinventarme para ser yo mismo frente a cómo fueron los otros. La intención del efebo de Bloom es ir al encuentro de un espacio creativo propio en medio de, o a pesar de, los universos creativos anteriores, de su tradición. El efebo necesita, pues, ‘matar al padre’ para encontrar su identidad como poeta (Bloom siempre hacía crítica poética), pero con un planteamiento también extensible a otros géneros creativos.
Las maneras en que los efebos se desmarcan de sus precursores fuertes pueden ser variadas, nos dice Bloom, pero todas tienen el común denominador de la lectura intencionadamente tendenciosa en un intento de afirmarse a sí mismos. Ese es el concepto de ‘misreading’, que al español ha sido traducido como ‘deslectura’, algo que no tiene que ver con buena parte de lo que se debatía ayer alrededor de las influencias literarias. La ‘deslectura’ es consciente e intencionada y en el sentido de ‘oponerse a’, nada de dejarse llevar por o de asumir que o de ser inspirado por; no es el estar en la corriente y dejarte llevar por ella, sino el verte en ella y luchar por salirte de ella para que tu propia voz pueda emerger.
En clara empatía freudiana, Bloom elaboró su teoría del ‘efebo’, que al igual que en el drama familiar de Edipo, tiene que ‘matar al padre’ para encontrarse a sí mismo, es decir, para poder ser él mismo. El poeta-efebo angustiado por el abrumador peso de la tradición (los autores que considera sus precursores fuertes), al ser consciente de su condición tardía respecto de ellos, de sentirse ‘los últimos en llegar’, trata de no repetirlos, de encontrar su propio espacio creativo. Es el deseo de no ser anacrónico y del ‘ser algo más’ que mera mímesis, que es como la autoafirmación del yo estoy aquí, éste es mi tiempo y tengo que reinventarme para ser yo mismo frente a cómo fueron los otros. La intención del efebo de Bloom es ir al encuentro de un espacio creativo propio en medio de, o a pesar de, los universos creativos anteriores, de su tradición. El efebo necesita, pues, ‘matar al padre’ para encontrar su identidad como poeta (Bloom siempre hacía crítica poética), pero con un planteamiento también extensible a otros géneros creativos.
Las maneras en que los efebos se desmarcan de sus precursores fuertes pueden ser variadas, nos dice Bloom, pero todas tienen el común denominador de la lectura intencionadamente tendenciosa en un intento de afirmarse a sí mismos. Ese es el concepto de ‘misreading’, que al español ha sido traducido como ‘deslectura’, algo que no tiene que ver con buena parte de lo que se debatía ayer alrededor de las influencias literarias. La ‘deslectura’ es consciente e intencionada y en el sentido de ‘oponerse a’, nada de dejarse llevar por o de asumir que o de ser inspirado por; no es el estar en la corriente y dejarte llevar por ella, sino el verte en ella y luchar por salirte de ella para que tu propia voz pueda emerger.
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