--¡Yo sé lo que pasó! --Me dijo un angelito que veía todo por la mirilla. --Mientras se emitían los anuncios previos yo vi cómo tocaba los timbales wagnerianos, cuando en su cabeza bullía algún exquisito fragmento operístico (La Cultura con mayúsculas, la calidad de página, la germanía abigarrada y cabalgante), y la cara que puso después, cuando sonaba Lila Downs con su rancherita de Tijuana (o sea, la baja y ramplona cultura del lumpen, del lumpen más lumpenproletariat). Y, al tiempo, cómo hacías tú el mismo gesto de los timbales mientras sonaba Lila hablando de la frontera (de La Frontera por excelencia) y JMª reía y reía. Yo vi la cara de envidia, de hermano desposeído, y la cara de bochorno ante lo que suponía una mofa a su venerado dios, con la aquiescencia, además, de su querido JMª.
--¿Sí?
--Como lo oyes. Y también vi la inesperada presencia del gallego, del que creería defenestrado para siempre.
--Sí, ya, pero él quiso venir y que yo sepa todavía no tiene vetada la entrada al programa. Aunque esa animadversión hacia Charlín ha ido in crescendo y ya no tiene ni gracia. Aburre, más bien.
--Luego vi la lectura del texto de JRamallo, que desde que mencionó aquello de la masturbación vi cómo se extendía el anatema del tal Rancio-nero, cómo se revolvía en su propia silla y trataba de darle la espalda, y hasta se permitía reprimir la risa.
--Sí sí, ya me sé cuál es su prejuiciosa teoría al respecto.
--Hasta que el hombre ya no pudo más y explotó por donde pudo con aquel exabrupto.
--Sí sí, es cierto. Incluso, diría que no es ni para tenérselo en cuenta.
--¡Hombre! tampoco tanto, que si no estás a gusto lo dices fuera del programa y ahí se saldan las cosas y ya está. Pero eso de entrar a rajar en abierto ya es mala leche.
--Sí, pero el hombre se disculpó luego y hasta quedó arrepentido.
--Sí, lo mismo que con Jesús, no sé cuántas veces. Pero el programa ya está hecho y hasta ahora nunca le he oído retractarse durante la emisión. No creo que nadie más que ustedes sepan del asunto. Se dicen muchas cosas y luego para los oyentes parece que nunca pasa nada, que todo ha valido y que todo valdrá. Más que 'mi hermano' yo le diría a JMª que lo llamase 'mi Gran Hermano'.
--Pero él dice que hay que dar algo de espectáculo, que si no los taxistas se aburren y cambian de dial.
--¡Joder, los taxistas dice! Menudo lugar común ese de los taxistas. Esto sólo lo aguantan los adictos a los reality show.
--Bueno, eso a Jesús creo que le gustaría.
--Ja ja. Bueno, en realidad ni siquiera a ellos, porque luego se combina con erudiciones que les aburren sobremanera.
--Quizás te equivoques con eso y hasta conseguimos elevar los conocimientos y las lecturas de ese sector televidente.
--Ay dios, mejor ni te hagas bolas con eso. ¿Y la arenga sobre la preexistencia de los valores? Qué me dices de eso.
--Yo, la verdad, callé como una puta ese día. No quería más broncas, había tenido suficiente con el acoso y derribo a Charlín. Pero hacía tiempo que no escuchaba tamaño despropósito. Joder, los valores como cualidades de las cosas, preexistentes a cualquier ser humano. Como si no fueran atributos a las cosas, atributos desde el sujeto que observa, desde el sujeto cognoscente y valorativo.
--¿Y no te llamó relativista por ello?
--Joder, prefiero mil veces más ser relativista que fascista, de esa clase de fascismo que siempre sale del que se cree dueño de la verdad absoluta. Uno de mis profesores universitarios siempre nos decía: detrás de cada gran 'Verdad' siempre se busca a un gran ejército para que la sostenga. No sólo hay Verdad sino Poder para constituirla. Que se lo pregunten a los saharagüis, a los de Perejil, a los de Ceuta y Melilla, a los de la Baja California, a los israelíes, a los palestinos... a quien sea.
Relativismo, cánones y valores... que aplicándolo a la literatura, por ejemplo, me permito aconsejarle que se lea (eso que me cuesta tanto hacer) esa pequeña maravilla de artículo, de la antropóloga Laura Bohannan, "Sakespeare en la selva". El texto le servirá tanto para entender algo de esa disciplina tan esquiva como para abandonar un poco esa poltrona a la que tanto gusta subirse.
--¿Tú crees que sirva? Mira que te dicen que no hablas sino fruslerías.
--Ay angelito, angelito de la guarda, qué haría yo si no fuera por ti.
--Y por el chow... y por el chow, mi helmano.
--Joder, pero nosotros ni cobramos.
--Por eso... por eso mismo, mi helmano.
--Igual, todo esto te lo has inventado para liarme y soltarme la lengua.
--Ni más ni menos que lo que tú, mi helmano.
jueves, 30 de diciembre de 2010
lunes, 27 de diciembre de 2010
Mañana, Radio Tijuana
Mañana, el capitán dice que mañana vuelva a dirigir el barco. Y el barco se me transforma en un bosque, en un bosque de leyenda, con JRamallo y Marcelino R. Marichal de invitados, además de los más usuales JMª, Roncero y Charlín. Un bosque, por tanto, apretado de follajes y ramas peludas destilando humedades, como en El Pijaral. Ese lugar increíble de Anaga donde viven los únicos ejemplares de tabaibas gigantes de estas islas, encaramándose por encima de loros, afollaos, naranjeros salvajes y barbusanos. Y también donde pude ver los helechos de hojas transparentes, que al rocío de la bruma aparentan tener extrañas protuberancias, como gotas de mercurio sobre un delicado soporte alumínico. En fin, toda esa fronda literaria que reivindicaba Marcelino la otra noche, esa que a mí también me gusta y que también vislumbro en los escritos de JRamallo. Esa misma honda que nos acuna a varios de nosotros en los gustos del leer y el escribir. ¿Será posible que algo de eso aflore mañana? Ojalá, pero nunca se sabe.
viernes, 24 de diciembre de 2010
Por El Puntero
Anoche la congregación se dio cita en el último de los guachinches de La Capi. La disculpa la puso Marcelino y su nueva obra "Y fumar puede matar". En el abigarrado espacio de la barra nos la jugamos en las distancias cortas, entre caldos de extraño pedrigrí, dorados espumosos, rejos de octopus y chickpeas compuestas. Todavía trato de poner mi cabeza en su sitio, pero las instantáneas del memorable evento ya están listas para aludidos y curiosos.
El rumor del bosque. La fronda, los ramajes, la floresta, JR. ...y el ensimismamiento absoluto.
Entre pláticas y sonrisas.
Las chicas de la noche.
Verbo gomerai y palmensis a partes des-iguales.
El rumor del bosque. La fronda, los ramajes, la floresta, JR. ...y el ensimismamiento absoluto.
Entre pláticas y sonrisas.
Las chicas de la noche.
Verbo gomerai y palmensis a partes des-iguales.
Los hermanos y sus circunstancias.
y... Las circunstancias de los hermanos.
martes, 21 de diciembre de 2010
Derroteros y Presenta
Hoy en radio-bosque Tijuana-La Puerta, Jesús nos da esquinazo a última hora. A mí (¡al grumete!) me deja el mando para capear el más que previsible vendaval. A mi izquierda, dos borrascas en fase de encuentro (o choque) para formar un gran huracán, Charlín y JMª. No se sabe quién engullirá a quién, quién se alimentará de quién. Y, a mi derecha, el anticiclón de Las Azores, con los aires frescos del Atlántico, en pugna (como siempre) con los tiempos calimosos del Sáhara, Roncero y Armando. Tampoco se sabe quién dominará a quién. El barco remonta las primeras embestidas después de un gran comienzo de Armando Rivero, un nuevo ejemplar del, por momentos, inagotable Parnaso Sanandresino. «¿Por qué te tenía escondido Jesús?» Le inquiere JMª al salir del programa. «No suelo ir por la hamburguesería, prefiero los elixires vegetales» Me contesta más tarde el todavía capitán.
Cuando las borrascas braman en lontananza, el buque comienza a ladear ostensiblemente. Cruje la arboladura y yo comienzo a recoger velas y a tensar jarcias. El timonel parece que se resigna a la zozobra, pero no, aguanta. El tiempo sahariano se acerca y echa una mano para el amaine de los tiempos, aunque, escasos de agua, también inquietaba la permanencia de sus aires tórridos y resecos. Un martirio para mis agrietados labios, en custodia permanente por los salitres de la maresía. Finalmente, los alisios del norte se dejan ver y esa bonanza de aires límpidos y frescos sosiegan nuestros humores y todo queda como un bálsamo, acunados nuevamente por las palabras del ‘otro’ poeta de St Andrews.
Sólo un triste rumor queda en el aire. Un olvido imperdonable. Pero así fue, entre improvisaciones y la dura brega contra el vendaval:
El próximo jueves 22 de diciembre, a las 18:30 horas, en el salón de actos de la Mutua de Accidentes de Canarias (MAC), radicado en la calle Robayna, nº 2, de Santa Cruz de Tenerife
La presenta del nuevo libro de Marcelino R. Marichal
“Y fumar puede matar”
Coeditada por Ediciones Idea y Ediciones Aguere, en el acto se prevé que intervengan: el autor; Ánghel Morales García, como director de Ediciones Aguere; Jesús R. Castellano, escritor muy cercano al autor; así como Sibisse Rodríguez, filóloga, escritora y directora de la revista Lunula, donde el autor colabora habitualmente.
El libro lo acabo de comprar esta tarde, quiero decir con esto que sobre esta obra bien poco puedo hablar. Tan solo recordar que debemos congratularnos por ello, pues de seguir la última trayectoria literaria de este autor, con Retrato de Marlou Diesel, ya nos podemos dar por satirfechos. Marlou Diesel, aquella deliciosa compilación de las aventuras de un taxista en turno de noche por la gran urbe isleña, contándonos de aquellos personajes que entraban y salían por el lado izquierdo de la vida.
Cuando las borrascas braman en lontananza, el buque comienza a ladear ostensiblemente. Cruje la arboladura y yo comienzo a recoger velas y a tensar jarcias. El timonel parece que se resigna a la zozobra, pero no, aguanta. El tiempo sahariano se acerca y echa una mano para el amaine de los tiempos, aunque, escasos de agua, también inquietaba la permanencia de sus aires tórridos y resecos. Un martirio para mis agrietados labios, en custodia permanente por los salitres de la maresía. Finalmente, los alisios del norte se dejan ver y esa bonanza de aires límpidos y frescos sosiegan nuestros humores y todo queda como un bálsamo, acunados nuevamente por las palabras del ‘otro’ poeta de St Andrews.
Sólo un triste rumor queda en el aire. Un olvido imperdonable. Pero así fue, entre improvisaciones y la dura brega contra el vendaval:
El próximo jueves 22 de diciembre, a las 18:30 horas, en el salón de actos de la Mutua de Accidentes de Canarias (MAC), radicado en la calle Robayna, nº 2, de Santa Cruz de Tenerife
La presenta del nuevo libro de Marcelino R. Marichal
“Y fumar puede matar”
Coeditada por Ediciones Idea y Ediciones Aguere, en el acto se prevé que intervengan: el autor; Ánghel Morales García, como director de Ediciones Aguere; Jesús R. Castellano, escritor muy cercano al autor; así como Sibisse Rodríguez, filóloga, escritora y directora de la revista Lunula, donde el autor colabora habitualmente.
El libro lo acabo de comprar esta tarde, quiero decir con esto que sobre esta obra bien poco puedo hablar. Tan solo recordar que debemos congratularnos por ello, pues de seguir la última trayectoria literaria de este autor, con Retrato de Marlou Diesel, ya nos podemos dar por satirfechos. Marlou Diesel, aquella deliciosa compilación de las aventuras de un taxista en turno de noche por la gran urbe isleña, contándonos de aquellos personajes que entraban y salían por el lado izquierdo de la vida.
sábado, 18 de diciembre de 2010
El gran proveedor
Esta mañana me levanto temprano. Me siento con energía; respiro hondo, me visto el chandal, le doy un arreglón a mis olvidadas plantas. Cuando ya se hacen las diez, salgo a caminar la recta, esa que usan todos los puretas de mi barrio para ganarle la batalla al colesterol y a la osteoporosis. Al final de la recta me esperan los periódicos en la tienda de la gasolinera, y la compra en el Campo Verde: las verduras, el pan, las papas y la fruta. De vuelta, con sendas bolsas repletas en las manos, me imagino en la escena agradable de gran proveedor regresando a su guarida. Sí, todavía nos queda algún gen por ahí escondido que hace que segreguemos alguna clase de endorfina cuando nos vemos en ese papel, de cazador-recolector volviendo a casa con las manos llenas. Hace unos días, cuando Juana estaba con nosotros por las tierras de Icoden y la Isla Baja, nos preguntó a Jesús y a mí en qué otro tiempo nos hubiera gustado vivir. Yo me fuí al futuro, no querría estar con penurias, seguro que el futuro es más confortable, les decía (pensaba como mi abuela). Jesús, por el contrario, se fue al pasado. Pero al pasado prehistórico y cavernícola, vamos que le habría gustado vivir en esa época del hombre luchando directamente contra los elementos, y yo me acordé de esas novelas de Jean Auel, El clan del oso cavernario, El valle de los caballos, Los cazadores de mamuts... Joder, qué bien escribía Auel y cómo me lo pasaba con esas historias de cromañones y neardentales. Los neardentales eran concebidos allí como más fuertes, pero mucho más toscos y de menos inteligencia que los cromañones, lo que motivara finalmente su desaparición (recuerden la versión cinematográfica En busca del fuego). El famoso yacimiento de Atapuerca contiene restos neardentales, pero por la conferencia que el mes pasado nos dio en la ciudad de Los Adelantados uno de sus investigadores principales, Ignacio Martínez Mendizábal, quizás los neardentales fueran mucho más listos y evolucionados de lo que creíamos hasta ahora. Seguramente hablaban, o sea, que nada de gruñidos, medias palabras y gestos, sino lenguaje puro y duro, con lo que eso implica de abstracción y de inteligencia. En fin, habrá que preguntarle a Jesús, pues, si querría ser neardental o cromañón. No conocía él, sin embargo, las novelas de Auel. El día que consiga leer alguna novela de esa saga de las aventuras de Ayla, su sueño se verá cumplido.
--Ramón, te faltó traer la carne molida.
--Joder, sí ya, ya voy al Mercadonna y en un momento la tienes. Así aprovecho y traigo medio pollo fresco y hago una buena sopa para acompañar las papas rellenas.
Y la compra se resuelve pronto en el mercamobile de un sábado mañanero, en el hueco de las colas para entrar, buscar y salir.
--Toma, aquí tienes la carne.
--Ramón, trajistes pocas papas. Faltarían tres o cuatro más para completar el caldero.
--¡Cómo, otra vez hacer la recta para ir al Campo Verde!
Jodeeer, menudo gran proveedor... Al final de la recta me fijo de nuevo en ese graffiti del muro, un corazón de más de un metro de alto. Un gran corazón ardiente con varios tonos de rojos y amarillos, y una vitola azul que lo rodea con pliegues al viento ...y sobre el corazón, esa enternecedora frase: "te quiero".
Y yo apreto el paso, y cierro los ojos, y me convierto en un neardental poco hablador y gruñón, vagando por las llanuras del Danubio con su bolsa de piel llena de tubérculos recién cogidos de la tierra fresca, en una mañana soleada de invierno.
El maná
Ayer cuando iba rumbo al Sur, a la altura de Añaza me veo en el mar, allá a lo lejos, una estación petrolífera. Impresionantes sus torres metálicas emergiendo del océano. ¡Joder! Pensaba que los yacimientos petrolíferos estaban frente a Lanzarote, no por aquí. Hoy me comenta Jesús que ahora esa plataforma está frente a San Andrés. ¿Será la misma y tan sólo se trataba de un remolque coyuntural? ¿o es otra diferente y los yacimientos se extienden por toda la costa de Anaga? No me costó demasiado imaginar el horizonte inmediato salpicado de estructuras similares, por aquí y por allá, en grupos de a tres y de a cinco... El nuevo maná de los chicharreros del siglo XXI. Seguramente todo fue un espejismo, como el maná fubolero del Tete de esta Liga. Puro espejismo. La deriva de un equipo ante miles de ojos desorbitados (todavía no nos lo creemos), miles de bocas sedientas ya de venganza. Eso es lo que me mantiene en la grada; el circo romano bajando el pulgar al unísono, la masa enardecida levantando el brazo amenazante. Pura tragicomedia hoy en el Heliodoro. Hasta Jesús se levantaba a aplaudir efusivamente el tiro hiperdesviado de Ricardo o el pase errado de Julio Álvarez. Que siga el espectáculo, todavía seguimos esperando al maná.
miércoles, 15 de diciembre de 2010
Hay días
Hay días en que se acabó la magia. Nada, no hay nada extraordinario que contar. Sí, siempre hay cosas, cosas que suceden por ahí fuera y por aquí dentro, pero sin ganas de escribirlas... ¡Bah! Hasta que te dices -acordándote del viejo Bukowski- ¡a teclear!, que salga todo, que fluya y fluya sin pensar demasiado antes de que se haga la hora de ir al hipódromo y apostar por caballo ganador. Qué digo hipódromo, si aquí nunca ha habido nada de eso, ni siquiera peleas de gallos a las que acudir para participar de la rueda de la fortuna en medio de la sangre y el griterío. Sólo K. tiene prometido avisarme para la próxima velada en el cuadrilátero (el de verdad). Pero qué más da, a J. lo veo en su propia jaula de gallos, quíqueres y gallináceas varias. Sin embargo, a mí me hace falta el griterío, el entusiasmo, el apasionamiento desbocado que me saque de este coro de voces cotidianas. Las idas y venidas se suceden con pequeños temblores. A veces surje el espejismo y las cosas comienzan a estar claras, pero al cabo todo se desvanece en el aire. Sólo el rumor de las letras permanece fiel a sí mismo. Pequeños soldaditos de Salamina que alguna vez pensaron que la batalla estaba ganada. Que siga la farsa.
domingo, 12 de diciembre de 2010
Sombras del zaguán
Pasó el viernes, pasó el sábado y a hoy domingo tan sólo le quedan un par de minutos. Pasaron los días y la casa verde sigue ahí, con sus figuras enigmáticas caminando por el zaguán. No paran, caminan despacio, como haciendo círculos. Algunos fuman, otros renquean de un pie, otros cruzan mejor sus abrigos (los aires de estos días van estando fríos), pero todos van ensimismados, no hablan entre sí, como autistas o zombies del final de una vida. Anochece. Desfilan las últimas nubes por el resplandor naranja de detrás, más allá de las montañas. Los eucaliptos mueven sus hojas lentamente. Triste saludo al mirón empedernido, al que siempre se asoma por la ventana a la misma hora, como queriendo entender algo de este mundo. Son esas sombras, que parece que emergen desde la caverna, las que lo alertan y lo sacuden... en el estertor del día.
jueves, 9 de diciembre de 2010
Noticias del Sur
Las noticias corren rápido en este sur profundo.
«¡Se murió Dora!» «¿Qué Dora?» «Dora, la de Juana Sixto». Sí, en estos pueblos del sur la repetición de apellidos ―Riveros, Dortas, Martines, Reverones, Donates…― ha obligado a añadir el nombre del padre al de sus hijos como si fueran su primer apellido. Curiosa solución para tanta redundancia endogámica, donde los apellidos terminaron por tornase en tan poco denotativos. ¿Habrá sido por eso? ¿o derivará generativamente de la vieja costumbre de conocer a los hijos en referencia a los padres y así sucesivamente? No sé bien qué cosa habrá sido, quizás por todo ello junto.
Bueno, sea como sea, las noticias vuelan y los velatorios y las celebraciones son ley, haciendo que todo el sur todavía sea no más que un pequeño pañuelo para el enjuague de desgracias y el vitoreo de alegrías. La red de redes, el pueblo pueblo, que más que viajar por el tiempo, es el tiempo mismo en una tierra que casi le pertenece. Mafias aparte, claro, de las que hablamos casi todos, y que garabatean los Javier y adláteres.
Pero eso… hasta en los reinos del Taoro e Icoden, y más allá. Como en los de Galicia, Navarra y cuántos otros más. Cada uno con el trapicheo que mejor le ‘convenga’.
Toda riqueza engendra su propia servidumbre, sólo se trata de saber hasta dónde nos dejamos engañar.
«¡Se murió Dora!» «¿Qué Dora?» «Dora, la de Juana Sixto». Sí, en estos pueblos del sur la repetición de apellidos ―Riveros, Dortas, Martines, Reverones, Donates…― ha obligado a añadir el nombre del padre al de sus hijos como si fueran su primer apellido. Curiosa solución para tanta redundancia endogámica, donde los apellidos terminaron por tornase en tan poco denotativos. ¿Habrá sido por eso? ¿o derivará generativamente de la vieja costumbre de conocer a los hijos en referencia a los padres y así sucesivamente? No sé bien qué cosa habrá sido, quizás por todo ello junto.
Bueno, sea como sea, las noticias vuelan y los velatorios y las celebraciones son ley, haciendo que todo el sur todavía sea no más que un pequeño pañuelo para el enjuague de desgracias y el vitoreo de alegrías. La red de redes, el pueblo pueblo, que más que viajar por el tiempo, es el tiempo mismo en una tierra que casi le pertenece. Mafias aparte, claro, de las que hablamos casi todos, y que garabatean los Javier y adláteres.
Pero eso… hasta en los reinos del Taoro e Icoden, y más allá. Como en los de Galicia, Navarra y cuántos otros más. Cada uno con el trapicheo que mejor le ‘convenga’.
Toda riqueza engendra su propia servidumbre, sólo se trata de saber hasta dónde nos dejamos engañar.
miércoles, 8 de diciembre de 2010
Reencuentro
Desde que los hermanos regresaron al bosque tijuanero, el punto de encuentro ha cambiado. Mis últimas ausencias me habían mantenido completamente ignorante al respecto. Ya no es el bar de siempre, el bar inefable del enfrentamiento identitario y nacionalista, el bar del DNI extraviado, etc. etc., y nunca mejor dicho por el protagonismo que la propia Policía Nacional tuvo en el asunto. Ahora, sin embargo, me dicen que la cita del 'pre' y el 'post' (cuando se tercia) tiene lugar en la más amplia y moderna avenida 3 de Mayo, por la tasca De Pincho en Pincho, que creo es como se llama. Nada de bares y tabernas a la vieja usanza con sandwich mixto, tele con abono al canal deportivo y amplia barra de acero inoxidable. Ahora se trata de la más flamante y concurrida tasca, con diversidad de taperíos y mobiliario maderil a lo rústico. Lo chic se nos da bien, y, por lo que veo, cuando hay más ganas la ruta continúa bajando sólo un poco más, hacia el hotel Atlántida en cuyo bar-restaurant se respira anchura, tranquilidad y atenta mirada del servicio. Allí degustamos frescos caldos, acompañados, eso sí, por el susodicho sandwich mixto del hermano Roncero. La conversación fácil y amena sobre esto y aquello, hasta permitiéndonos excursos sobre romanticismos y trascendentalismos, Laocoonte y Thoreau incluidos. Seguramente más cosas, pero a estas horas... Sí, hablamos de J&J&J&M, también de otros tiempos, es decir, de la cuadratura del círculo en las letras canarias. ¡Casi ná!
sábado, 4 de diciembre de 2010
A la vera del Gran Zigurat
En un viaje ligero y acunado por la conversación de Campanilla, saludando de pasada al poeta de la autopista, y previa parada para comprar unos roscos de Guía, llegamos a Icod. Por allí se nos aparecen, de tanto en tanto, bellas estructuras escalonadas de piedra negra que la memoria de las gentes no alcanza a comprender bien. O sí, pues para algunos está claro que no son más que meros amontonamientos, producto del despedregar aquellas tierras para ganarle la partida a las arrojaduras del volcán. Son zigurats, sentencia Jesús. Joder, por un momento me sentí retrotraído a los orígenes de la civilización, a las tierras fértiles del Tigris y el Éufrates, a la escritura cuneiforme, a la cultura de sumerios, babilonios… y demás. Dicen, incluso, que la famosa Torre de Babel, aquella pintada por el viejo Pieter Bruegel, momento único y decisivo para la humanidad, no fuera más que eso, un enorme zigurat. Y ya me imaginaba en esas viejas historias acerca de la grandeza y los enredos de las escrituras y las lenguas de los hombres cuando, subiendo por las poderosas rampas de las laderas de Icod, se nos presenta frente a nosotros un Teide majestuoso y refulgente por las últimas nieves caídas y los rayos de aquella mañana clara. Es el cono mágico, la pirámide perfecta, el padre guía, el eje vertebrador del mundo, el mejor camino de conexión entre los cielos, la tierra y sus entrañas, la más conspicua plataforma del Atlántico… ¡El verdadero zigurat!
Saludamos a Víctor, primo del padre de Jesús y vecino de su finca, a la que nos dirigimos. Víctor se calentaba a la luz de la puerta de su casa, a la que entramos para recoger algunas cosas que le tenía preparadas. Bajamos la empinada cuesta para salvar el desnivel desde la carretera y al traspasar el umbral veo una extraña casa decorada con multitud de raíces cuidadosamente pulidas y barnizadas. Aquellas raíces están por todas partes, en suelos, paredes y techos. Nos rodean. Era casi como visitar la casa de un topo, no, mejor aún, era como viajar a la matriz, al embrión mismo de la tierra, al principio de todo, al mejor templo rizomático que haya visto jamás… al basamento mismo del gran zigurat, de donde todos seremos proveídos con la vieja simiente de la regeneración. ¡Qué día!
Sólo pude reponerme de tanta emoción con los dulces tragos de La Corujera, otra vez circulando por las rampas de otro pueblo casi enriscado en las laderas del volcán.
Saludamos a Víctor, primo del padre de Jesús y vecino de su finca, a la que nos dirigimos. Víctor se calentaba a la luz de la puerta de su casa, a la que entramos para recoger algunas cosas que le tenía preparadas. Bajamos la empinada cuesta para salvar el desnivel desde la carretera y al traspasar el umbral veo una extraña casa decorada con multitud de raíces cuidadosamente pulidas y barnizadas. Aquellas raíces están por todas partes, en suelos, paredes y techos. Nos rodean. Era casi como visitar la casa de un topo, no, mejor aún, era como viajar a la matriz, al embrión mismo de la tierra, al principio de todo, al mejor templo rizomático que haya visto jamás… al basamento mismo del gran zigurat, de donde todos seremos proveídos con la vieja simiente de la regeneración. ¡Qué día!
Sólo pude reponerme de tanta emoción con los dulces tragos de La Corujera, otra vez circulando por las rampas de otro pueblo casi enriscado en las laderas del volcán.
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